—¿Qué deberíamos hacer? —preguntó la señora Williams.
El señor Williams apretó los dientes.
Temía ser implicado por culpa de su hijo. Aunque su hijo había fallecido, desconocía si extenderían su atención a los familiares de esas personas que se unieron a la Familia Davis.
Miró a su esposa con resentimiento.
—Todo es culpa de tu bendito hijo. Si no hubiera salido, no habría muerto a manos de esos grandes animales mutados y tampoco nos habría implicado en este asunto.
En ese momento, el señor Williams sintió resentimiento hacia la señora Williams.
Sentía que todos sus sueños y ambiciones se estaban destrozando uno a uno a medida que pasaba el tiempo y no había nada que pudiera hacer para repararlos.
Esto lo irritaba mucho.
Pero al mismo tiempo, no podía hacer nada.