Mayordomo Henry estaba de pie no muy lejos de donde el Anciano Maestro Daniels estaba. Estaba contento de que no tuvieran que pelear, pero sentía que el Anciano Maestro Daniels estaba un poco melancólico en ese momento.
—Viejo Maestro...
—Estoy bien —El Viejo Maestro Daniels sacudió la cabeza—. Estos grandes animales mutados se han replegado. Llama a mi hijo.
—Sí, Viejo Maestro.
El Viejo Maestro Daniels sabía que el Tío Darien y su sobrino, Dylan, eran fuertes. Pero incluso si eran fuertes, cualquier cosa podía suceder cuando se enfrentaban a estos grandes animales mutados. Así, el Viejo Maestro Daniels deseaba que estuvieran bien.
Con suerte, el Cielo sería más amable con él y le permitiría reunirse con su familia.
La llamada se conectó.
—¿Tío Henry? ¿Por qué me llamas? —se pudo oír la voz del Tío Darien desde el teléfono. Mayordomo Henry lo había configurado en modo manos libres para asegurarse de que el Viejo Maestro Daniels también pudiera oírlo.
