Alicia sonrió ante las palabras de Anna.
No estaba preocupada en absoluto. Después de todo, sabía que podía confiar en Anna y Dylan porque ambos eran realmente muy fuertes.
En cuanto a cuán fuertes eran realmente, Alicia no lo tenía muy claro.
—Si quieres ver nuestro entrenamiento, no es imposible —se encogió de hombros Dylan—. Esos tres definitivamente irán a entrenar pronto.
Alicia asintió.
Después de hacer suficiente alboroto, Marcos perdió y tuvo que aceptar dormir en el salón. Afortunadamente, Dylan preparará suficientes mantas y ropa de cama para ellos y no los dejará dormir en el suelo.
—Hey, todos, la Hermana Alicia quiere ver nuestro entrenamiento —dijo Dylan.
—Hm, ¿nuestro entrenamiento? ¿No sería muy aburrido? —Lucía inclinó la cabeza confundida. En su opinión, su entrenamiento era muy aburrido y no era algo que alguien quisiera ver la mayor parte del tiempo.