—Abuelo, ¿quieres intentarlo también? —preguntó Dylan, preocupado cuando escuchó lo que su abuelo estaba diciendo.
—Sí —El Viejo Maestro Daniels no ocultó su intención en absoluto.
—Pero…
—¿Pero qué? ¿Ya soy viejo y no hay personas despertadas de mi edad? —El Viejo Maestro Daniels preguntó a su vez, interrumpiendo las palabras del Tío Darien.
El Tío Darien se sumió en el silencio.
Era la verdad.
No había despertados mayores de 50 años.
El más viejo entre ellos tenía solo algo de 40 años.
Su padre ya estaba en los sesenta, casi setenta años. ¿Cómo no iba a estar preocupado el Tío Darien por la salud de su padre?
—Sé que la posibilidad es baja, pero prefiero tomar esta oportunidad que no hacer nada —El Viejo Maestro Daniels se rió entre dientes.
—En ese caso, llamemos primero al Dr. Mike —El Tío Darien suspiró—. Sabía cuán terco es su padre. Una vez que decidía algo, era casi imposible pedirle que lo cambiara.
