Para ser sincera, Anna no sabía qué más colocar que no resultara muy llamativo.
Al final, no agregó nada más.
¡Toc! ¡Toc!
—Ya voy. Anna caminó hacia la puerta y vio a Marcos y Dylan. —Los generadores están ahí.
—Ok —Dylan entró y miró alrededor. El salón de Anna estaba bastante desordenado con cosas por aquí y por allá. Parecía que había preparado de verdad todo al venir aquí.
Probablemente, estaba gastando el dinero de la tarjeta de su padre.
Después de todo, ese bastardo seguramente bloquearía su tarjeta cuando recordara a esta hija suya.
Sus ojos se posaron en la puerta antirrobo que Anna había colocado no muy lejos de la entrada. La sacaron cuando instalaron las puertas antirrobos antes y Anna no la guardó en el espacio otra vez. En caso de que se necesitara para reemplazar las existentes, la dejó allí.
—Tienes muchas cosas —comentó Marcos.
