Nathan tenía un año más pero se quedó atrás en la escuela porque su asistencia no era suficiente. Cuando estaba preparando la compañía en el segundo año, se retrasó en los estudios y sus padres le permitieron quedarse otro año para complementar sus estudios.
De ese modo, él y Nathan se convirtieron en compañeros de clase.
Pero los dos ya se conocían porque vivían en el mismo complejo residencial, así que para Dylan no había diferencias.
Solo añadía más amigos con quienes podría hablar en la escuela.
—¿Quién más irá? —preguntó Lucía.
—Uno de sus amigos que comenzó la compañía conjuntamente —respondió Dylan—. Si no me equivoco, se llama Teri.
—¿Teri el gordito? —Marcos estaba asombrado—. No esperaba que él también empezara una compañía tan pronto.
—Sí —respondió Dylan sin poder hacer nada al respecto.
