—No me iré muy lejos y tú quédate aquí para proteger al Abuelo, ¿de acuerdo? —Dylan intentó persuadir a Anna. Si no fuera peligroso o si la fuerza física de Anna fuera mayor, entonces definitivamente la traería consigo.
—Aprenderé a adaptarme mejor —Anna intentó razonar, aunque sin mucha fuerza.
—Quédate aquí y sé buena, Hermana Anna. ¿Acaso la Hermana Anna no confía lo suficiente en mí? —Dylan preguntó con tono lastimero.
El Mayordomo Henry y la Tía Tiara apartaron la mirada cuando Dylan empezó a interpretar el papel de una chica lastimosa. Sentían que este joven amo suyo era verdaderamente muy desvergonzado. Por su propio objetivo, no le importaba su imagen en lo absoluto e insistía en actuar como una inofensiva y lastimosa flor de loto.
Sintieron que sus ojos sufrían.
El contraste en la imagen era demasiado.
El gamberro problemático del pasado se había convertido en un niño lamentable y bien portado.
Tsk, tsk, tsk.