A pesar de su completa falta de implicación en la situación, cuando Lauren recibió la mirada de Raylen, la demonio se puso nerviosa y respondió:
—Todos los sirvientes estaban ocupados con su trabajo y no habrían tenido acceso a ninguno de los ingredientes para invocar a alguien del inframundo.
Sin embargo, la mirada de Raylen no estaba dirigida a Lauren; se desplazó y cayó sobre Emily, quien continuaba respirando profundamente.
Finalmente, a la jefa de los sirvientes se le reveló que fue la princesa quien se había comunicado con el Infierno, pero al mismo tiempo, una mueca de preocupación apareció en su rostro. Preguntó:
—¿Con quién intentaba contactar la princesa en el Infierno?
—Dudo que ella esté tan cercana al Diablo como su abuela —respondió Raylen, deduciendo que era un error por parte de Emily. Él la había advertido y ella había fallado en escuchar. —Los únicos demonios del Infierno que ella conoce están de vuelta en su propio hogar, aquel que le ha roto el corazón, y yo.