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[Secta Divina Kunlun, Arena de Batalla]
—¡Tai Hua Lei, adelante! ¡Vence a esa mujer brutal por nosotros!
—¡No dejes ir a esa mujer despiadada! ¡Ella no merece estar aquí!
El ambiente estaba efervescente, la gente animaba y gritaba para que Tai Hua Lei abusara de Huang Ying Yue.
Huang Bai Xing, en el asiento más alto, cruzó su pierna con desenfado.
{Huang Ying Yue, esta vez estás muerta. Veremos, quién puede protegerte.} Pensó fríamente.
—¿Xing'er? —Sima Ke Xin no sabía cuándo había aparecido, se sentó junto a ella. Como la gente estaba ocupada prestando atención a la arena, nadie lo notó.
—¿Ke Xin? ¿Ya regresaste de la misión? —Huang Bai Xing se sorprendió.
—Sí. ¿Qué ha pasado aquí? —Sima Ke Xin frunció el ceño ligeramente. Acababa de regresar de su misión y la secta estaba desierta. Pensó que había ocurrido algo grande, pero no pudo encontrar a nadie a quien preguntar.
—¡Mira! —Huang Bai Xing señaló hacia la arena.
Al ver la escena, Sima Ke Xin quedó atónito.
