—Por favor, continúa —la cara de Huang Ying Yue estaba calmada, sin rastro alguno de ira o alegría. Como si la persona que recibía odio no fuera ella.
—Descubrieron que te gustaba acosar a la gente por todas partes, matar sin pestañear, y maltratar a tus sirvientas y guardias. E incluso, ugh, forzar a hombres hermosos a dormir contigo. Cuando no puedes tenerlos, los torturas cruelmente —realmente no podía imaginar esas escenas inhumanas. Parecía ver el destello de esas escenas frente a sus ojos.
—Además, para ellos, eras una inútil que no tomaba en serio la cultivación además de babear por hombres hermosos y lujuria —Wang Pei Zhi calmó su ánimo y continuó contándole a Huang Ying Yue cada detalle que había obtenido.
—Ya veo. Así que me odian y no quieren que sea la discípula del maestro —Huang Ying Yue no dudó de las palabras de Wang Pei Zhi. Nada permanecerá en secreto por la eternidad.