[Mundo Pequeño Etéreo]
Mientras Shenlian Yingyue florecía bajo el poderoso cuerpo de Zhiyi, todos eran conscientes de ello. Incluso si ella suprimía deliberadamente su voz, ellos la escuchaban claramente.
Si Shenlian Yingyue supiera que, debido a su descuido momentáneo, convertía a los hombres en bestias porque nunca podrían olvidar su delicado sonido, se golpearía la cabeza contra la pared de la vergüenza.
Normalmente, ella relajaba toda su vigilancia cuando estaba en casa. Nunca les ocultaba nada.
Y aun si ella levantaba la barrera protectora, ellos simplemente entraban y salían libremente de su habitación para visitarla.
(Un día después.)
—¡Maldición! ¡Maldición! ¡Mierda! —Xiao Li estaba de mal humor hoy por alguna razón. Pateó las piedras de colores en la arena esmeralda, cerca del masivo lago, agresivamente. Si él fuera un dragón, no dudaría en escupir fuego.
Por alguna razón, tenía un mal humor extremadamente malo. Lu Long y Xiao Qiu lo miraban preocupados desde lejos.