—Los seres poderosos pueden destruir el universo; los más poderosos, los creadores del universo, pueden destruir el universo y detener su existencia, pero jamás pueden detener a la naturaleza de crecer.
—Una vez que supere a la naturaleza, podré controlar la vida y muerte de todos —ella miró sus rostros complicados.
—Entonces no tengo que tener miedo de sus muertes. Si mueren, los resucitaré —una sonrisa suave floreció en su rostro.
Los ojos de todos se volvieron rojos. Las bestias estallaron en lágrimas y se apresuraron a abrazarla.
Los ojos de los hombres estaban llenos de gratitud y calidez.
—Lo mismo para ustedes, Lobos de Trueno Blanco, Abejas Espíritu y Serpientes Rojas —nunca los había olvidado, incluso si nunca les hablaba.
[Maestra...] Estaban ahogados, y sus gargantas estaban doloridas.
Ella se esforzó tanto, solo porque temía estar indefensa si algo les pasaba en el futuro.