Shenlian Wanyan, Helan Yuze, Mu Anwen, Yuelan Rouxuan y los demás eran indiferentes. No prestaban atención alguna a esas egoístas papas fritas.
A quién quisieran matar no tenía nada que ver con ellos. Todo lo que tenían que hacer era ayudar a retrasar el tiempo y matar a esos demonios hasta que todos vinieran a su rescate.
—¿Perdón? —dijo Papas Fritas.
Huang Bai Xing se burló con desprecio. Sus ojos estaban manchados por esas escenas. Este momento le recordó algo.
—¡Ustedes los humanos son muy divertidos! —Melodía de Peridoto se divertía. Parecía disfrutar mucho de los momentos sangrientos y tristes.
—¿Qué vas a hacer en este momento? Mira, los salvaste, pero algunos de ellos muerden la mano que les dio de comer. Los salvaste, pero ellos mataron a aquellos a quienes querías proteger. —Melodía de Peridoto no sabía cuándo flotó al lado de Shenlian Yingyue. Le palmeó el hombro. Disfrutaba viendo la desesperación de todos.