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[Continente Espiritual, Dominio Interno, Ciudad Vela Dorada]
—Ahora, ¿debería matarte a ti y a él para evitar futuros problemas, gran hermano mayor? —Se giró para mirar a Sima Ke Xin, quien se quedó atónito al ver el lado frágil de Helan Yuze y de Yuelan Rouxuan, cuya respiración casi se mezclaba con el cielo como si fuera un individuo invisible.
Acarició suavemente la espalda de Helan Yuze y, cuando miró a Sima Ke Xin y a Yuelan Rouxuan, sus ojos no mostraron expresión, como si estuviera mirando a extraños. No confiaba en ellos para nada.
—Cuarta hermana menor, ya te lo he dicho. Si quisiera matarte, lo habría hecho hace mucho tiempo. —La sonrisa gentil de Sima Ke Xin era un poco antinatural por su mirada. No le gustaba nada la sensación de ser visto como un extraño por ella.
