—¿Por qué? —Shenlian YingYue estaba atónita.
¿Acaso el libro no decía que Bing Xue entregaba todo su amor y fidelidad solo a la heroína?
—Ella me salvó una vez, y me sacrifiqué para salvarla. No le debo nada. Desde ahora, soy libre; puedo seguir a quien yo quiera —dijo Bing Xue inexpresivamente.
La razón por la que seguía a Huang Bai Xing era porque no recordaba absolutamente nada. Cuando despertó, estaba en el bosque, dando su último aliento.
Entonces, Huang Bai Xing apareció como un hada y le salvó la vida. Sus recuerdos estaban en blanco, excepto cuando Huang Bai Xing lo salvó y lo trató con sus preciados tesoros. Así que la siguió ya que no tenía a dónde ir, y ni siquiera recordaba quién lo había herido.
Cuando su herida estaba mejor, encontró que parecía extrañar algo. Había un sentimiento de que tenía que hacerlo.