Diyu observó a Shenlian YingYue un rato antes de continuar.
—Hace cincuenta años, los humanos arruinaron mi vida. Mi padre y mi madre fueron asesinados por humanos. —El tono de Diyu resonaba con odio en sus ojos.
Shenlian YingYue estaba en silencio. Ella podía sentir el intenso odio y rencor en sus ojos.
—No soy un monstruo ni un humano. Mi raza es Semidiós. —Diyu dijo lentamente mientras se acercaba paso a paso a Shenlian YingYue.
Shenlian YingYue lo miró sorprendida.
—¿Semidiós?
—Mi padre era un dios y mi madre una mortal. Hace cincuenta y dos años, mi padre sintió curiosidad por el reino humano. Así que, rompió la regla del cielo. —Diyu continuó con voz baja.
—Era un dios, sin embargo, fue al reino mortal y conoció a mi madre. Se enamoraron. Como su madre era mortal. Sin la raíz espiritual, no podía practicar la inmortalidad, y mucho menos tener una vida larga. —Se detuvo frente a Shenlian YingYue y continuó con tono profundo.