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—¡Despierta, gambas! —Xiao Li abofeteó a los diez hombres uno por uno.
—¡Maldita sea! ¡El Señor no te dejará pasar si supiera que nos tratas así! —amenazó uno de los hombres de negro—. Luego, exhaló pesadamente debido al dolor de sus huesos.
(Cambio de Señorita a Señor, Es mejor que usar Señorita.)
—Reportaremos todo acerca de ti al Señor. Veamos cuánto puedes mantener tu vida —las palabras del hombre estaban llenas de malicia.
—¡Devuélvanos la bestia! —Sabían que debía ser esta mujer quien estaba detrás de todo. Sintieron que su conexión con las bestias se había ido.
Si el Señor se enterara de esto, seguramente los mataría. Conocían cuán cruel era la personalidad del Señor. Deben matar a esta mujer y llevar a ese hombre ante el Señor. O sus cabezas rodarán.
La respiración de las diez personas se elevó de repente con crueldad e intención de matar.