—Ella no puede matar gente indiscriminadamente sin suficiente razón. Además, el poder detrás del anciano era grande. Si el anciano viniera a matarla la próxima vez, ella vería cuál era su razón para matarla —Shenlian YingYue estaba en profunda reflexión.
—¿Eres humana? —La mujer miraba a Shenlian YingYue con interés.
Cabello blanco y piel blanca como la nieve, ojos alargados, su ojo derecho era púrpura como el diamante amatista más puro y su ojo izquierdo era rojo carmesí. La flor de loto mandala florecía en su frente, entre las cejas, lucía magnífica.
Su rostro, que era encantador y atractivo, mostraba una expresión de indiferencia como si nada pudiera ver a través de su alma pero... su par de hermosos ojos eran tranquilos, limpios y claros como si un lago transparente reflejara todo en el mundo. Su par de ojos mostraba la emoción de empatía y compasión como si entendiera el corazón humano.