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Lou era uno de los pocos sirvientes que había servido a Long Qian Xing durante mucho tiempo. A pesar de que en muchas ocasiones se le pidió que hiciera cosas encubiertas en la sombra, todavía se mantuvo cerca de Long Qian Xing debido a sus deberes de guardia.
Al percibir el tenue olor a sangre proveniente del estudio, suspiró. Realmente no sabía qué pensaban esas mujeres al tratar de poner sus ojos en el hijo en vez del padre.
—Joven Maestro, ¿debo limpiar el desorden? —preguntó.
—Límpialo —Long Qian Xing envainó su espada ensangrentada y señaló la sopa—. Envíala a su familia junto con su cadáver.
—Sí, Joven Maestro.
Como todas eran mujeres otorgadas por el Emperador, era difícil deshacerse de ellas sin una excusa apropiada. En las dos semanas que Long Qian Xing había estado aquí, ya había eliminado a tres de ellas.
Estas mujeres estaban todas tan ansiosas por cortejar la muerte.
'Solo quedan unas pocas.'