El tendero era rápido. Rápidamente les mostró todos los pasadores de cabello a juego que tenía la tienda. Al final, los dos eligieron dos pasadores de cabello de color jade con tallados en uno de los extremos. No tenían muchos accesorios innecesarios y parecían bastante apropiados para ellos.
—¡Tienen buen ojo! —elogió el tendero cuando los dos hicieron su selección.
Nan Luo asintió. Hizo una seña a su sirviente para que pagara y el joven se adelantó. No era necesario que él y Nan Hua regatearan el precio personalmente ya que normalmente lo hacían los sirvientes.
—Luo, para ti —Nan Hua mostró la caja que contenía el pasador para hombre.
—¿No vas a esperar hasta mañana? —Nan Luo preguntó divertido.
—¿Debería?
—¡No! También toma esto. Los usaremos mañana —Nan Luo tomó rápidamente la caja y le pasó la que llevaba a Nan Hua.
Nan Hua parpadeó y asintió. No le importaba en lo más mínimo ya que sabía que lo compró para él mientras que él lo compró para ella. ¿Acaso importaba si era hoy o mañana?
Solo Xiao Yun miraba a las dos personas frente a ella y resistía el impulso de suspirar. Normalmente, la gente compraría regalos en secreto para que fuera una sorpresa, pero estos dos simplemente lo hacían frente al otro.
«Señorita, ¿realmente no tienes idea?», lamentaba Xiao Yun internamente.
Estaban a punto de irse cuando una carreta se detuvo justo frente a la tienda. La palabra «Nan» al lado de las puertas les indicaba que quien venía debía ser alguien de la Familia Nan.
El rostro de Nan Luo se ensombreció considerablemente al ver eso. Alzó la mano. —Vámonos.
—¡Espera! —Los dos fingieron que no oyeron nada mientras caminaban hacia el otro lado. Se abrieron las puertas de las carretas y una joven que parecía más joven que ellos por dos o tres años bajó. Vestía un vestido de color durazno y llevaba bastante maquillaje a pesar de su joven edad.
Era francamente extraño ver a una niña de apenas 7 años ya arreglada de esa manera.
—¡Hermano! ¡Hermana! —la niña gritó.
Nan Luo y Nan Hua no respondieron y Nan Luo incluso comenzó a hablar de la siguiente tienda, haciéndolo como si ni siquiera hubiera escuchado a la otra parte. Nan Hua también escuchaba lo que Nan Luo decía.
—¡Hermano Nan Luo! ¡Hermana Nan Hua! —la niña estaba frustrada y al final no tuvo otra opción que llamarlos por su nombre. Si esperaba más, estarían fuera de su alcance.
—Estaba pensando quién es el que grita en medio de la calle. Resulta que es Nan Xin —Esta vez, Nan Luo no tuvo más opción que girarse. Arqueó las cejas—. ¿Qué quieres?
Nan Xin, la segunda señorita de la Familia Nan. Era la hija de la concubina Mei, la segunda concubina favorita después de la Concubina Qu. A diferencia de Nan Hua, Nan Xin era una niña adorable y también mejor en muchas lecciones. Era conocida por ser una niña brillante y sensata.
—Se acerca el invierno —Nan Hua lentamente se giró y miró en dirección a Nan Xin—. Madre ha preparado mucha ropa nueva para este invierno y ella desea que ustedes dos vuelvan.
—Madre ya murió —El tono de Nan Luo era frío—. No necesito a una ladrona que roba el lugar de otra persona incluso antes de que termine el periodo de luto para tratarme con lo que debió haber sido mío. No necesito tal excesiva amabilidad.
Nan Xin estaba aturdida. Se mordió el labio inferior ya que no sabía qué decir. En el pasado, Nan Luo siempre había sido educado tanto con ella como con los demás en la residencia. Pero después de un incidente, Nan Luo cambió completamente y los trataba duramente. Él ni siquiera filtraba sus palabras.
—No digas esas cosas. No está bien difamar a las personas... —Nan Xin todavía era inmadura, sin embargo, revelaba demasiado con su expresión. Como era de esperar, con las duras palabras de Nan Luo, el rostro de Nan Xin se puso ligeramente pálido. Era bastante impropio de ella llamarlos en medio de la calle así. Sin embargo, rápidamente se compuso.
—¿Difamar? Solo estoy diciendo que no necesito tal excesiva amabilidad —Nan Luo se burló, haciendo hincapié intencionadamente en su última frase de antes—. Además, ¿no sabes tú mejor que yo si lo que digo es verdad o no sin necesidad de decirlo en voz alta?
—Eso es... —Nan Xin no sabía qué decir. Era cierto. Nan Shu Cheng elevó la posición de la Concubina Qu antes de que terminara el periodo de luto. No era un delito, pero moralmente hablando, no estaba bien.
Después de todo, no había enseñanza alguna que indicara favorecer a la concubina y descuidar a la esposa. Y casarse con otra mujer antes de que terminara el periodo de luto no era un delito, pero no sería bien visto.
—Vamos, Hua'er —Nan Luo resopló y se dio la vuelta—. ¿Qué te parece si encontramos algo de comida para comer? Hay algunos restaurantes que pertenecen a nuestra familia.
—Mhm —Nan Hua asintió y siguió a Nan Luo. Sus ojos echaron un vistazo a Nan Xin un momento sin que nadie lo notara.
Parecía que la Familia Nan era un lugar bastante agitado.