La expresión de Long Qian Xing no cambió cuando vio la acción de Feng Ao Kuai. Sin embargo, había un rastro de diversión en sus ojos. Para alguien que ya había experimentado muchas cosas en el mundo de los negocios en su mundo real, la acción de estos dos mocosos le resultaba verdaderamente infantil.
No eran gran cosa.
Así que, aunque la atmósfera pareciera tan helada como si estuviera amenazándolo, Long Qian Xing seguía tan tranquilo como siempre.
El Anciano Maestro Nan hablaba primero con los miembros de su familia sobre algunos problemas recientes que no eran precisamente urgentes antes de tomar sus utensilios. Era etiqueta esperar a que el más viejo comenzara a comer en la mesa de cenar.
Antes de que el Anciano Maestro Nan comenzara a comer, nadie se atrevía a comer.
—Joven Maestro Long, ¿cuánto tiempo piensa quedarse en Ciudad del Viento? —preguntó Nan Luo, con un tono algo descortés.
Long Qian Xing sonrió. —Cuando el asunto esté resuelto, naturalmente volveré a mi puesto.