La mañana siguiente.
Nan Hua tuvo a Xiao Yun y Mu Yan atendiéndola como siempre. Mirando su semblante, era fácil darse cuenta de que apenas habían dormido esa noche. Puede que hayan estado trabajando duro por la falta de personal aquí, así que estaban más cansadas de lo que deberían estar.
—Xiao Yun.
—Sí, señorita.
—Llama a Tong, quiero dos criadas más para cuidar este lugar.
Xiao Yun se sorprendió por la petición, pero rápidamente se inclinó. —Sí, señorita. Le pediré al Mayordomo Tong que lo organice.
Nan Hua asintió. Miró a Mu Yan y sabía que la criada que su abuelo le había asignado era buena en su trabajo. El único problema era que Mu Yan era demasiado cuidadosa. Era tan cuidadosa que no se atrevía a hablar abiertamente.
—Voy a ver al abuelo.
—Sí, señorita.