—Yo también quiero proteger a mi familia —Feng Ao Kuai miró a Nan Hua—. Pero no creo poder hacer lo que tú haces.
Construyendo su propio ejército de manera individual.
Lo había pensado durante algún tiempo, pero llegó a la conclusión de que no sería capaz de hacerlo. Él era diferente a Nan Hua y aunque tenía más acceso al campo de batalla, no podría permanecer en la Ciudad Capital por mucho tiempo.
Su conocimiento sobre el progreso político sería mucho más lento que el de ella.
Mirando a su pequeña prima, que no parecía muy diferente a cualquier otra joven chica, sabía que otras personas pensarían que estaba loco. Pero cuando miraba sus ojos, sentía que esta era la mejor decisión para él.
Por tanto, pensó que sería mejor para él ayudar a Nan Hua a construir el poder necesario. Incluso si fuera solo uno de los pocos que apoyaban a Nan Hua, demostraría que no perdería contra aquellos que habían estado en el campo de batalla durante mucho tiempo y ascendieron al poder.