—¡Era Keira Olsen!
Las pupilas de Jake se contrajeron en shock.
No podía creer lo que estaba viendo. Por un breve momento, ¡se sintió como si la luz en su vida hubiera regresado!
Tragó duro, sus ojos fijos en los de Keira, concentrándose en una mancha tenue cerca de la esquina de su ojo.
Allí, bajo una sutil capa de corrector, estaba la inconfundible sombra de un pequeño lunar negro.
Los ojos de Jake se llenaron de lágrimas instantáneamente.
Abrió la boca, queriendo decir algo, pero no salieron palabras. Solo podía quedarse allí, mirando fijamente a Keira, perdido en un aturdimiento.
—¡Ella está viva…!
—¡Ella está realmente viva!
—¡Gracias a Dios!
Incluso si ahora era su tía, mientras ella siguiera respirando, mientras pudiera encontrar la felicidad, eso era todo lo que importaba.
Las lágrimas nublaron la visión de Jake, y rápidamente las limpió. La cara de Keira volvió a enfocarse, clara como el día.
—¿Esto realmente no era un sueño?
