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Todo el mundo estaba atónito.
Cuando Viento Perseguidor saltó la barandilla, el caballo casi parecía volar.
Su pelaje dorado pálido brillaba con un brillo brillante bajo la luz del sol.
Tanta velocidad y altura hicieron que el corazón de todos saltara hasta la garganta. Una persona promedio seguramente sería lanzada de la espalda del caballo por semejante maniobra, ¡y hasta los entrenadores de equitación no podían garantizar su propia seguridad!
Podían casi imaginarse a Keira siendo arrojada, estrellándose pesadamente contra el suelo, y luego teniendo sus costillas aplastadas por las pezuñas del caballo...
Esa escena sangrienta hizo que todos no pudieran soportar mirar.
Algunas de las damas jóvenes de las familias ricas exclamaron en shock, cubriéndose los ojos subconscientemente.
Otros que eran más valientes miraban atentamente, preocupados por Keira...