Chereads / El Último Estándarte / Chapter 2 - Capitulo Dos: Ojos del hambre

Chapter 2 - Capitulo Dos: Ojos del hambre

Sinopsis del capítulo anterior:

Ante la encarnizada lucha de la que fue parte y el asesinato innecesario que provocó previamente de un joven soldado y de una mujer, producto de su intolerancia e ira, Zhèng Lí se vio forzado a escapar para completar su tarea la cual fue puesta en peligro por su ineptitud. Con el cansancio más las heridas le estaban pasando factura, más la culpa por su inconciencia al cometer tal atroces actos perdiendo la valentía y fuerza, con lágrimas brotando de su rostro, recordando al hombre que lo crió; aquel que le dió la vida después de nacer buscando consuelo y la aprobación de la bestia que se había convertido. Entre disculpas, vagando en su mente; subió al techo de una casa para movilizarse hacia donde dormía su objetivo, mientras temblaba su pulso y sus músculos al caminar. Logró llegar a la cercanía, donde le habían indicado; a la lejanía aprecio con asombro aquel lugar donde se debía adentrar para acabar con un presunto político corrupto. El miedo que sintió fue pesado y enorme, la inseguridad que le transmitía esa zona ése lugar le bajo la moral.

Oculto en la sobra de unos de los tejados, tratando de recuperar el estado se encontraba; así es como el volvió en sí, recordando las palabras de su superior, su jefe el que confió esa misión. Se incorporó dirigiéndose hacia la zona indicada volviéndose uno con la noche.

Capitulo Dos: Ojos del hambre

Solo aquellos que comprenden las sombras se pueden volver parte de ellas, no dejaran de verse oscuras para tornarse suaves y claras. Tal como había hecho Zhèng Lí "envolverse en la seda oscura", estando en las alturas había llegado fácilmente a una vieja atalaya del barrio más rico del lugar gracias a que las casas conectaban con viejas construcciones, se escondió ahí. Al obtener un panorama completo del sector donde yacía la morada de aquel hombre que éste debía matar; pudo ver que había soldados cuidando las cercanías y como si de un anillo de seguridad se tratase, pero aun no podía ver bien la mansión para hacer una estrategia. Era hora de bajar a las calles, pero debía ser cauto; no podía seguir más en los techos, debía acercarse y hacer su cometido, pero sentía un nudo en la garganta que le dejó salir una palabra –Ma…maestro- dijo como si su voz no pudiera salir. Y al salir de la atalaya, buscó un medio para bajar sin que lo vieran, <>, pensó mientras fruncía el ceño, <>, supuso mientras miraba el suelo desde el borde el techo.

-A estas horas todos tienen que dormir, no hay manera de que falle… ¿o si? –

Señalaba con cierta duda en sí mismo, pero la tentación de una salida rápida era fuerte, pero él no quería más problemas.

Entonces decidió buscar otra forma de bajar, buscando por todos lados, en casas más atrás que pasó en su recorrido pudo divisar una escalera que daba hacia el pasadizo detrás de ése barrio un lugar perfecto para bajar sin llamar la atención; se acercó rápido sin perder tiempo caminando lo más silencioso que él podía, logro bajar al fin a la dichosa calle, -Es hora de ver como maldita sea entro a ese lugar –quejándose se hablaba. Se tomó un tiempo para recorrer los callejones de la ciudad y poder contar los hombres que conformaban el anillo, también con intenciones de ver como estaban pertrechados; con tal de idear una manera de infiltrarse sin levantar sospechas.

Z.L –En total hay 120 guardias rodeando lo cercano la mansión, son en total 500 metros en distancia, desde el anillo hacia la misma pero no me pude acercar a la mansión, no sé si se compone por dos anillos o solo uno; para el colmo éstos hombres están armados con muy buen equipo la mayoría tiene lanzas, no hay arqueros en ningún lado y tampoco en los tejados-.

Planeaba mientras se volvía a la escalera por la que bajó, para poder tener una salida y más opciones.

zhèng Lí debatió en su cabeza la idea de cruzar usando las alcantarillas, pero al no conocer cómo estas se conectan no quiso arriesgarse además podría llamar la atención con el ruido y el olor. Ahora era tiempo de un verdadero plan; había contado la cantidad de guardias y estos estaban ordenados en grupos de a 3 para cubrir más terreno, sin olvidar que estos están patrullando su sector asignado, Zhèng Lí recordó esos detalles y su rostro hizo una expresión que era cara de calma, pero con una sonrisa burlona, por el mismo sentimiento de picardía y malicia de lo que había logrado idear en su interior.

Z.L –¡Perfecto!, solo tengo que pasar por un hueco del tercer grupo del sector oeste, ya que hay un vació en el patrullaje y tengo tiempo de pasar sin que me vean; si logran verme me puedo escapar a una alcantarilla y esperar; también puedo pasar desde la altura enganchando mi cuerda desde una casa a una torre del otro lado, así estaré dentro del anillo, pero el escape será lo peligroso tendré 3 opciones, salir corriendo, pasar entre los solados y escapar sin tomar descanso. La otra opción sería dejar el gancho tendido para poder salir sin que me encuentren, pero debería ser rápido, por ultimo seria arriesgarme en el drenaje y esconderme o buscar la salida de la ciudad-.

-Son malas opciones de escape, pero no queda otra, no cabe duda de que al entrar y al asesinar a ése hombre habrá alertas por todos lados no puedo salir como si nada-.

Decía en voz bajo, mientras observaba el grupo patrullar y expectante al momento preciso donde debía cruzar para estar dentro del anillo; para luego ocultarse e idear una nueva estrategia.

En el momento exacto donde se da a conocer ese "vacío" que Zhèng descubrió, no dudó en pasar corriendo lo más rápido que podía para no ser descubierto. Al cruzar el anillo no se detuvo y siguió corriendo para buscar un escondite, en el trayecto logro ver un pequeño jardín frontal en lo que parece un jardín de una plaza de aquella zona, al llegar se subió en lo alto de un árbol que se ubicaba ahí. Pudo con sorpresa ver un acceso a la morada de su objetivo, al igual de extrañado al no ver solados cuidando la entrada, -Podría tratarse de una trampa, tal vez saben que estoy aquí –Dijo con sospecha –O tal vez su seguridad es solo un anillo, es raro, seguro hay guardias en el interior y en la puerta de su habitación –se respondió señalando las probabilidades-. Al hacer un conteo del tiempo transcurrido; habían pasado dos horas desde el incidente en la entrada norte de la ciudad hasta su estado actual, entonces él bajó de lo alto del árbol no sin antes observar la plaza completa desde lo alto para poder estar sin riesgos; dirigiéndose a entrada oeste de la mansión, buscó ventanales; algo en donde el acceso y la huida fuesen fáciles sin correr más peligros. Caminando despacio durante la noche cerca de la morada del enemigo hizo un recorrido completo, contó 4 entradas, norte, sur, este, y oeste y todas estaban libres sin centinelas, -Un hogar demasiado grande para una persona, seguro esta abarrotado de soldados ahí dentro- opinaba expectante al gran lugar. El hogar de éste hombre era una Gran mansión, que ésta era más que nada un castillo o fuerte; donde se proveen la mayor cantidad de defensa de la ciudad en caso de una invasión y asedios. Zhèng Lí no tenía idea de que eso era un fuerte para, él era una gran vivienda lujosa y al hombre que tenía que matar esa noche era nada más que el gobernador de ese lugar, un importante general vasallo del reino central occidental el llamado reino de las rosas un reino conflictivo y poderoso militarmente, con hambre de expansión; éste reino es el miedo de sus vecinos. Muchos reinos estaban de acuerdo con el asesinato de los líderes de ésta facción así podría haber paz, ahí es donde Zheng Lí el asesino novicio toma papel en ésta noche la vida de miles de personas depende de sus manos y de que mate al objetivo; Zhèng desconocía todos esos detalles sobre su víctima y causa.

Al terminar su conteo y exploración alrededor del lugar, volvió a la entrada oeste del lugar y se sentó a oscuras entre las plantas ocultándose para poder repasar la situación actual de su misión.

Z.L –Bien el lugar parece que es distinto a lo que pensaba, es un castillo fortaleza, tiene murallas bajas, portones de rastrillos, no hay guardias dentro de las murallas, hay muchas ventanas, pero parecen difíciles de acceder por la distancia, mis armas son un estilete, una ballesta con cinco virotes y un sable robado; mi única herramienta es un gancho de cuerda, más cuerda extra. No sé por dónde empezar, a menos de que entre por un ventanal, pero tengo que ver de dónde me sujeto con el gancho-.

Planeaba en voz baja mientras dibujaba en el suelo con su dedo, razonando y buscando soluciones lo más pronto que se pudiese y largarse de ahí.

z.l -¡Ahora entiendo!, es por la tercer ventana de la zona este, hay unas rejillas que me pueden ayudar mucho –dijo confiado, mientras se levantaba para irse.

Corrió de prisa mientras ideaba su entrada al castillo, éste mismo estaba compuesto por una torre del homenaje, patio de armas, la capilla, caballerizas, las barracas, la herrería y una casa un poco apartada de la estructura central, Zhèng Lí pensó que podría ser la residencia personal del dueño. No tardó en llegar y subirse a la muralla, parar preparar el gancho atándolo a su extensión, con toda la fuerza lo lanzón y logro dejarlo fijo en las rejillas de la ventana; jaló y tiró para comprobar su firmeza, porque sabía que si se caía sería una dolorosa caída de 7 metros según pudo notar, y la muralla solo medía 4 metros de alto y estaba separada del castillo por unos 3 metros. El joven asesino decidió entrar primero al castillo para poder explorar y no equivocarse, mientras subía por la pared se cuestionaba si su elección era correcta; si no le esperaba una trampa o alguien le había visto y le estaba por dar una fea bienvenida.

Pasaron ya 3 horas desde el incidente de la puerta falta poco para que salga el sol, al llegar a la rejilla se sostuvo de ella con su mano y se subió entre la reja y la venta para acomodarse, así podría abrirla cómodamente; al desatar su única herramienta de la reja éste la volvió a atar mejor para dejarla como una salida provisoria, porque sentía algo que le decía que tenía que dejar el gancho atado. Entre dudas se quedó con el gancho y dejó sola la extensión atada ya que esta era suficiente como para escapar sin caer y morir, solo debía saltar a la muralla por lo corta que era si quería salir con vida, el riesgo lo valía. Al abrir la ventana suavemente y entrar al fin a su destino, no veía a nadie todo estaba vacío –Es… extraño, ¿se habrán marchado?, preguntó algo confundido y manteniendo la alerta-, así se adentró más en el castillo lleno de puertas y habitaciones que llamaban su curiosidad para que fuesen abiertas; caminando escucho un llanto que lo privó de seguir su camino, al ponerle atención parecía el llanto de una mujer; Zhèng pensó <>, << y si no es así y está sola le sacar… le obligare a darme toda información>>, pensaba mientras se dirigía hacia la puerta con la cara en una expresión asesina, como si fuese un lobo acechando su presa o peor un hombre lleno de sentimientos negativos, a punto de cometer un horror. Al tocar el picaporte y moverlo muy lentamente entró a la habitación donde ese llanto seguía resonando, la bestia oculta en la seda de la sombra se metió sin que la mujer llorando se dé cuenta en eso Zhèng se posó en un rincón a ver mejor la habitación, sorprendido con desagrado y enojo su cara se tornó en una mueca de ira cuando se dió cuenta que no estaba su objetivo, solo estaba –Una maldita y tonta sirvienta, quejándose dijo mientras avanzo hacia la lo que parecía una chica joven vestida como la pobre servidumbre-. En ese momento cuando ella escuchó una voz a sus espaldas ya era tarde porque una mano le tapó la boca con mucha fuerza, asustada y nerviosa empezó a moverse y llorar del miedo; a lo que la sombra que la había capturado le dijo con una voz tan suave que se sentía gélida por la calma que inspiraba, -Solo déjame hacerte unas preguntas, no vengo por ti, prométeme que no gritaras y saldrás ilesa de esto, ¿está claro?-, con una expresión tan serena Zhèng la observaba sin despegar un segundo sus ojos, que daba terror la jovencita miraba al hombre tan tétrico que estaba en su habitación; ésta no paraba de temblar y sus piernas no podían responderles del miedo. La tensión empezó más el silencio comenzaron a impacientar a Zhèng, asique éste le preguntó de nuevo con algo de presión -¿Vas a hablar? o ¿vas a quedarte así?-, a lo que ante la insistencia ella tuvo que asentir con la cabeza para decirle que sí, que ella estaba dispuesta a responder. El escenario era de lo más tétrico a una pobre jovencita arrodillada a orillas de su cama llorando, lamentándose; siendo ésta capturada por un oscuro ser que la toma de sus espaldas con tanta fuerza que es inútil forcejear, lo más conveniente era obedecer las peticiones de éste ya que gritar no funcionaría por momentos debería permanecer calmada y lo más quieta posible así evitaría que la matasen.

Al soltarle la boca, Zhèng le ató las manos con la cuerda de su gancho; mientras con su mirada le estaba diciendo que el silencio era su mejor moneda, poniéndola a ésta misma frente para que se mirasen mejor, el hombre de oscura mirada se quedó en silencio apreciando fijamente el rostro de la señorita cautiva, pero ella hablo mientras le temblaba su voz –Me llamo… Isolda… po. porfavor no me mate, señor; se cómo ayudarle en lo que necesite, pero no me mate ¡se lo suplico! -, sin inmutarse la cara del asesino no cambio, parecía abstraído mirándole los ojos a la joven aterrada.

I - ¡¿Qué busca?!, ¡¿qué quiere de mí?!, dígame, decía con desesperación al sentir la pesadez del silencio-.

Mientras se apoyaba en el lateral de su cama, buscando alejarse de aquel hombre.

z.l - ¿Así que? me dijiste en lo que no busque ¿eh?, entonces dime donde está el dueño de este lugar, antes de que esto salga mal, exigió con un tono rudo y a la vez burlón-.

Acercándose la tomo del tobillo de unas de sus piernas, impidiendo que ésta se aleje más de él.

I -¿Estás buscando al general Godfrey?, ¿Qué harás?, preguntó con intriga y terror-.

Al mirarle a los ojos busco una respuesta que no fue dada mientras su cuerpo se helaba del miedo, también veía como éste le lastimaba con solo sujetarle del tobillo.

z.l –Mira, no me gusta hacer esto; asique habla y dime dónde estás que tengo mucha prisa… además no voy a matarte… si tenías esa duda, dijo con calma-.

Mientras le hablaba le soltó su tobillo, este presentando marcas similares a moretones productos del fuerte agarre.

I –No entiendo, ¿Por qué?, confundida le preguntó-.

En ese momento recogió su pierna hacia sí, para evitar que se vuelva a tomar.

Zhèng Lí dejó la pose en cuclillas para ponerse erguido, en silencio no contestó nada solo pensaba en lo que le preguntó la chica; lo siguiente fue ayudarla para que ésta se pusiera de pie y desatarle las manos y en ese momento le respondió –Porque vas a venir conmigo, no te iras a ningún lado, desgraciadamente no te puedo dejar ir siendo que viste bien mi rostro; tampoco quiero matarte, aunque ya haya arrebatado otras vidas antes de llegar aquí; además me vas a guiar a donde tengo que acabar con ese llamado Godfrey¬-. Al estar de pie, ella pudo apreciar mejor a apariencia del oriental, gracias a la luz de la tardía noche mientras la luna brillaba dando luz; que esta misma entraba por su ventana, su cara era un poco redondeada con un mentón cuadrado, una nariz un poco más ancha, los ojos rasgados, su piel se veía de color blanca, pero un poco más oscura, el color de sus ojos era negro al igual que su cabello, largo y oscuro atado, desordenado. Su estatura no era nada destacable, pero su físico si parecía delgado, pero en tan solo logró verle mejor se notaba que era resistente y fuerte; como si fuese una clase de militar, sus manos golpeadas y con vendas manchadas de sangre y rotas, también sus brazos con vendas y cicatrices viejas, un hombre con manchas de sangre y suciedad en su rostro; con la mirada congelada como si petrificado estuviese. Isolda observó las piernas las piernas de Zhèng Lí, apreció un pantalón extraño y una faja de tela de color azul, que hacia una suerte de cinturón. Las armas de éste estaban sujetadas a su faja y sus pies todos sucios; solo logró ver en aquel hombre alguien miserable, un animal, pero en su rostro era de alguien joven y perdido que no quiso meterse en esa vida. Zhèng Lí se fijó en los ojos de la joven sin fijarse en nada más, él solo veía una silueta de ojos verdes mirándolo y juzgándolo, solo pudo decirle -¿Qué pasa?, ¿qué miras tanto?, ¿nunca viste un oriental que no sea un enfermo?, preguntaba con enojo y asco- -Más te vale seguirme el paso y hacer lo que te dije o sola te vas a quedar… que te quede claro, señaló tratándola de ignorante y con exigencia-. Al oírlo Isolda sintió una sensación que no era amenaza ni miedo, sino amargura por parte de su captor, Isolda solo pudo responderle de manera honesta por la lástima que sintió –Lo miraba porque me sorprendió que usted este así de lastimado y sucio, siendo tan joven y fuerte, solo un soldado veo más no un animal, pero en sus ojos veo que es usted alguien bueno que está confundido, con el corazón roto; alguien extraña, señor, pero no entiendo porque actúa así de agresivo su cuerpo dice otra cosa y sus ojos están contrariando sus acciones… ¿¡qué está haciendo con su vida!?, decía la joven que sintió su garganta librarse de las cadenas que la tenían muda-.

Al oírla Zhèng sintió como su mente le recriminaba y pensaba en ese niño que una vez fue, perdió la inocencia junto a su dignidad perdidas, al igual que su familia y maestro; callado se quedó sin contestar solo la miro fijo a los ojos que le recordaban al jade. No soltaría una lagrima ahora, solo se daría el momento para rendir honores a su corazón. Aquel hombre cansado se cansó y la tomo de uno de sus brazos y le dijo –Dime donde está Godfrey, por favor, me quiero ir, le dijo con calma-.

I –Debe de estar en el cuarto donde tiene a sus esclavos, o tal vez en cuarto privado; no sé dónde podría estar a estas horas… perdón, contestó con total honestidad-.

Mientras su cara mostraba tristeza por el caso omiso a sus preguntas, sabiendo que algo ocultaba aquel hombre.

z.l –Entonces llévame al cuarto de esclavos y revisemos ahí, y si no está ahí, vemos en el cuarto privado, le contesto suspirando tratando de calmarse-.

Lo que sucedió de camino al cuarto de esclavos, es que no era un simple cuarto era un calabozo en lo profundo del castillo, lo más extraño que el silencio era total como si este estuviese abandonado, la sospecha surgió muchas veces si Isolda le puso una trampa, pero esta le dijo que tampoco sabía el porqué de ese silencio, al llegar Zhèng Lí se mostró asqueado y algo afectado por el lugar, jamás había visto algo así, tan solo al momento de abrir la puerta, la humedad, el hedor y el sentimiento del lugar lo invadieron, no aguantó el rechazo a ese lugar. Pero tuvo que entrar e investigar con antorcha en mano acompañado de la mujer de ojos color jade, en ella le detiene agarrándolo y arrodillándose llorando de repente sin previo aviso; Zhèng Lí volteo a verla llorar y ahora comprendía el porqué de tal lamento, solo pudo arrodillarse sobre una de sus piernas y consolarla con una mano sobre su cabeza, sintiendo pena por lo que tiene vivir esa chica.

I –Te mentí, salva a esta gente por favor… te traje hasta aquí para que los rescates, son niños y mujeres que no quieren morir ni ser monedas de cambio, le dijo a Zhèng Lí entre sollozos, ahogándose en su angustia-.

Mientras ésta se agarraba el pecho con fuerza, culpa de la desesperación buscando una posibilidad que aquel hombre los salvara y darles otra oportunidad de vivir.

Oír eso lo dejó helado, sus ojos se abrieron más por la impresión; al sonido de su corazón que golpeo con fuerza en un latido queriendo decirle que otra vez se estaba rompiendo, su mente y se estaba quebrando, al tener que presenciar otra desgracia. Su mano comenzó a temblar mientras apretó sus dientes. Pero envuelto en la repentina duda preguntó -¿Dónde están?, no los veo, no hay nadie, no se oye nada, preguntándole con angustia a Isolda-. Isolda al escucharlo le pidió la antorcha, ésta al recibirla se dirigió a una celda y apuntó con la luz iluminando el interior; con la cara consumida por la tristeza con la mirada muerta observando a un anonadado Zhèng Lí, le respondió –Ahí están, no se oye nada, ni se ve nada porque les prohíben hablar y son atados, encadenados en el fondo de la celda, dijo de una manera fría sin expresiones. Al fondo de la celda se podía ver a un jovencito atado cabizbajo que era descubierto por la luz, éste estaba delgado por la desnutrición y todo golpeado, sucio, con ropas vueltas harapos. Zhèng Lí ya había visto los horres antes un trauma tan profundo volvió a su mente, dejándolo vulnerable, lo único que hizo fue caminar hacia los barrotes de la celda y pedirle al niño que lo mirara a los ojos mientras se contenía las lágrimas, a lo que el chico se levantó del suelo y camino con la gruesa soga al cuello que lo retenía para acercarse y cumplir el pedido de un hombre al borde del llanto. Al mostrar su cara y ojos Zhèng, sujeto los barrotes y se acercó más para poder apreciar mejor al niño, pareciera un niño de unos aproximadamente 8 años de ojos azules y cabello negro; que estaba enfermo por la desnutrición, sus ojos decían –Quiero ir a casa o morir, dijo Zhèng Lí al sentir esa mirada-. Y así Isolda continúo mostrando el calabozo lleno de gente hasta al punto donde éste no aguantó y empezó a romper llanto, sus recuerdos lo estaban invadiendo, entre lágrimas y el enojo le pregunto a Isolda -¿Cómo podemos sacarlos de aquí?, ¡dime!, cuestionaba con desesperación -. A lo que la joven le respondió -Tenemos que buscar una forma de romper las puertas de todas las celdas y romper las cadenas, nos costará mucho, pero en la herrería del castillo hay herramientas, no hay otra manera, le contestó con un tono desmotivado-.

I –Además, ¿Qué hay sobre el general Godfrey?, ¿no piensas matarlo?, cuestionó señalándole su situación-.

Mientras observaba a un hombre distinto al que la había capturado, como su actitud cambio radicalmente al ver esas personas.

El escenario era horrible, mujeres, madres con sus hijos, chicas jóvenes, niños y niñas en un lugar así, vaya a saber que les hicieron y para que los tenían ahí como presos o mercancía, Zhèng Lí quería liberarlos, no quería dejarlos ahí, pero como haría para salir con una multitud a hurtadillas, que haría con su misión, ¿Qué debería hacer?, escapar con los esclavos o cumplir su tarea; no podía hacer ambas ya que tampoco había muchas rutas de escape. La encrucijada lo atrapó donde era más difícil dos caminos el deber y la bondad, ese niño le mostró sus ojos todos ahí tuvieron los ojos que una vez tuvo él, los ojos del hambre.

Fin del capitulo dos