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Chapter 3 - Capitulo tres: entre la espada y la espada

Sinopsis del capítulo anterior:

Tras lograr infiltrarse dentro de los muros del castillo para poder explorar con antelación, sin encontrarse con sorpresas; decidió entrar a éste primero y luego revisar la otra residencia la cual le generaba sospechas. Al poder subir por las paredes del castillo y entrar por una de sus ventanas, se adentró en el interior del lugar fundiéndose con la sombra; más pronto que tarde oyó un llanto proveniente de una habitación, al pensar que se trataba de la esposa de su objetivo Zhèng Lí con total silencio y disimulo invadió los aposentos de la joven, éste al estar oculto para observar mejor, se dio cuenta que no era ni una esposa o siquiera amante, solo una sirvienta que lloraba de rodillas al lado de su cama, enojado, fue y la asaltó tomándola de la boca con fuerza para que no gritara; la sujetó con firmeza para que los pataleos e intentos de salirse de sus manos no resultaran. Al logar contenerla éste la interrogo pidiéndole una guía y ubicación del hombre que él debía matar, tras la larga y tensa conversación la jovencita le reveló su nombre el cual era Isolda, también le dijo el nombre de su objetivo, el General Godfrey un hombre demasiado importante. Entonces Zhèng le pregunto dónde éste podría estar a las altas horas de la noche; Isolda dijo que es posible que se encuentre en el cuarto de esclavos o en su residencia personal dentro del castillo, entonces Zhèng Lí junto a la joven, fueron a revisar primero a donde estaban los esclavos. Sin saber lo que éste, el gran horror que tendría que toparse y la desagradable sorpresa que se le vendría encima.

Capitulo tres: Entre la espada y la espada

Al haber presenciado tal mirada y el estado de esas personas el derrumbe se apropió de su corazón, partiéndose una vez más, el consolar a una joven preocupada sin saber su aflicción y ahora sentir lo mismo; ¿Qué corazón aguanta ese peso? Pero él debía decidir entre las vidas de esas personas o cumplir su tarea, Zhèng Lí no estaba entre la espada y la pared, él estaba siendo señalado por dos espadas las dos apuntando a su corazón. No sabía que decidir, la frustración y la impotencia le había tomado como rehén. Lo único que pudo hacer es tomar aire y levantarse, solo para preguntarle a una afligida y frágil jovencita, esperanzado de que de la misma debilidad consiguiera fuerzas, -Isolda ¿Qué debería hacer?, preguntándole con la mirada vulnerable, buscando una guía-.

z.l –Ayúdame, Isolda; no sabría qué hacer en ésta encrucijada, tan solo no puedo sacar toda esta gente yo solo, además no puedo irme sin dejar vivo a… ese tipo… tengo que matarlo, le decía a la chica de ojos verdes, con tono serio mientras recuperaba la compostura, volviéndose más agresivo el tono al final de la oración-.

Mientras le tomaba el hombro y mirándola a los ojos hurgando en su alma, mostrando el odio que se le había despertado.

Ella no podía creer como había cambiado de manera repentina aquel hombre, encima que le estaba pidiendo ayuda, sentía que éste era su nuevo aliado y uno bastante fiable, se sintió confiada diciéndole –Se cómo podemos sacarlos del castillo sin que nos vean, pero no es fácil, hablándole a Zheng para que éste se calme-.

I –Lo más extraño es la ausencia de soldados aquí, ¡eso es una oportunidad!, solo tenemos que abrir las celdas y liberarlo a todos; dirigirnos a la salida y así salir de la ciudad, Ideando en voz alta-.

z.l –Bien, pero ¿Dónde está esa salida?, digo yo para escapar de aquí mis salidas son muy peligrosas, ¿cómo haremos para sacar esta multitud? -.

Planeaban los dos sentados en el suelo mientras los esclavos los miraban desde sus oscuras celdas.

z.l –Es más ¿cuantas personas hay aquí confinadas?, cuestionando los planes de Isolda-.

Dijo interrumpiéndola, mientras esta se encontraba dibujando un esquema en el suelo.

Al oír la duda de su nuevo compañero ella se quedó callada, en un silencio repentino por un momento, al verla así Zhèng Lí, miro a lo profundo del calabozo, respiro profundo y preguntó –Son cien ¿aproximadamente?, dime por favor, le dijo con calma, pero con una pizca de preocupación-, a lo que Isolda le contestó -124 esclavos para ser precisos, antes eran 200, pero bueno, ya sabes lo que sucedió-. En las profundas entrañas de ese lugar había una multitud esperando a ser liberada.

I –Mira, sé que es mucha gente, ¡pero no podemos dejarlos aquí abandonados de toda suerte!, tan solo pensemos un buen plan, señaló con enojo.

Mientras miro a la distante mirada que Zhèng había puesto al escucharla.

z.l –Entonces dime, ¿Cuáles son esas salidas?, no sé si podamos con tanta gente, <> no sé qué decirte, mira no podemos arriesgarnos y menos que maten a éstas personas, dijo con un tono negativo y cansado-.

Mientras suspiraba por lo abrumador del momento.

I –Te voy a responder, parece que no entiendes; antes éste lugar tenía más entradas y salidas por el pasaje de las calles, después el castillo, así como los muros, fueron ampliados y las antiguas entradas fueron bloqueadas, pero se pueden derrumbar; ya están viejas las construcciones y mal mantenidas. Hay una que da para una calle que tiene un pasaje hacia las afueras de la ciudad; podemos salir por ahí, no seas tan necio y déjame planear tranquila, solo ayúdame ¿sí?, le contaba a Zhèng, con poco de molestia por la actitud negativa de éste-.

La planificación se había puesto tensa, pero la idea estaba clara, un escape furtivo, la organización ya había sido terminada, Isolda iría a la herrería para buscar las herramientas; con las cuales liberarían a los confinados; mientras Zhèng buscaría la entrada de la cual le hablo Isolda, ésta era la antigua entrada norte, cuya apertura daba a una vieja calle que presuntamente estaba abandonada y solo era un sector de mala muerte de esa gran ciudad. Luego de liberal a los esclavos se reunirían en dicha entrada mientras Zhèng Lí asesinaría a su objetivo. Así habiendo pasado unos 30 minutos y conformándose 3 horas con 30 minutos desde el inicio de su entrada por la ciudad, siendo un invasor en "El Jardín de la Reina"; contando en su mente las horas que faltaban para que el sol saliera, -Solo faltaban dos horas, dijo Zhèng en voz baja-, mientras se encaminaba a la zona norte para reabrir la vieja entrada.

A tan solo estar a punto de llegar donde le había dicho Isolda vio a alguien quieto mirando justo en la dirección por donde él venía; quedándose Zhèng perplejo, el nunca vio a un soldado rondando –Ya sabía que venían, no eres tan cauteloso, oriental asqueroso ¡ja!, dijo burlón aquel hombre en la solitaria oscuridad posándose en un ápice de luz un reflejo de su armadura-, -Me buscabas, soy Godfrey tu objetivo ¿no?, interrogó mientras levanto su espada, señalando a un helado Zhèng Lí-. La escena era muy inesperada, ¿un solo hombre cuidando un castillo?, la noche se había vuelto solida; las sombras se podían sentir sobre la piel. Aquel temerario hombre se hizo presente ante la luz de la luna, era un hombre alto, con una armadura que se veía como una coraza, palcas y cota de malla, con el yelmo cerrado escondiendo su rostro, todo su cuerpo estaba detrás de una coraza de acero; más con una espada larga en sus manos; apuntándola ansiosa hoja hacia un hombre golpeado y cansado, desprotegido con el miedo ahora cubriéndole el corazón.

G –¿Te vas a quedar callado?, me moría de curiosidad por conocer la voz de aquella bestia sanguinaria que mató a 3 hombres por si solo… con sus manos, una bestia llena de odio; se dicen que los de tu país son sanguinarios, tú tienes los ojos de un animal atrapado, ¿quieres matarme?, ¿hablas mi lengua?, maldita rata invasora, Decía mientras se acercaba con una fría tranquilidad, expectante por sangre-.

Z.L–Si hablo tu lengua, hablo la lengua del Ancestro unificador, respondió recobrando la compostura y centrándose en su oponente-.

Decía mientras estaba desenvainando su sable mientras el amenazante general se acercaba.

G –Vaya, que retraído, que pocas palabras para un duelo importante; igual tu voz es muy serena para lo nervioso que estas, que te conste, no te dejare vivo, ni a ti ni a la sirvienta que te acompaña, y ni hablar de los esclavos que planean liberar; ¡yo solo los matare a todos a punta de espada!, dijo con prepotencia mientras se colocó en postura de guardia con su mandoble-.

La situación estaba dando la respuesta, el destino mismo dió a revelar la decisión que tuvo que tomar Zhèng Lí al principio, tendría que luchar contra alguien más fuerte que él y mejor armado, preocupado y nervioso por no poder salvar a esa gente sintió la derrota sobre sí; solo pudo ponerse en guardia y al mover sus piernas solo pudo sentir algo en su cintura; era su preciado gancho; el vio el alivio en el escape, asique en su ingenio, sacó su gancho para armarse mejor, atando su sable en un extremo de la cuerda y el gancho estando a la otra punta; tenía un arma que el más a futuro llamaría "Cola de Dragón".

Llamando la atención de su oponente por ver esa "nueva y rara arma" solo pudo decirle de manera jocosa –Así que eres alguien inteligente ¿no hombrecito amarrillo?, mejor déjate de estupideces y ¡pelea ya!, dijo en un tono provocador con enojo-.

Z.L <>,

pensó con detenimiento.

Mientras ambos estaban a punto de enfrascarse en un fiero combate, Isolda ya estaba con las herramientas y liberando a los esclavos, lo cual, podría dejarlos comprometidos si Zhèng no ha acabado con Godfrey, que un hombre de armas como él, podría ser demasiado peligroso y los soldados ya estarían de regreso al castillo. Isolda ignoraba por completo la situación repentina en la que se encontraba su compañero, la situación no podría ser más inesperada, pero el oriental había decidido darle batalla al acorazado hombre. Zhèng Lí con su extraña arma se colocó en una postura de esgrima, su brazo izquierdo el que empuñaba el sable iría al frente con el filo de cara, su pierna izquierda también, con la pierna flexionada, su brazo derecho detrás cerca de su pecho, llevando el gancho en mano, con su pierna par, atrás y flexionada con rodilla dentro y el pie señalando afuera, pareciendo que está sentado, su cuerpo parecía recogido y comprimido, como si se enroscara. La postura del general era con su espada larga apuntando la hoja hacia el frente como una lanza, mientras sus dos manos la empuñaban, sus pies; con uno adelante y otro atrás, pero estando cerca, se fue acercando buscando un ataque limpio.

El tiempo se había vuelto inerte, la incertidumbre del fiero embate se estaba llamando, la inteligencia, la técnica, la trampa, contra la experiencia, la coraza y las mejores armas. Un debate muy antiguo entre los más grandes guerreros y soldados. Un sabio en el pasado donde los reinos estaban unidos habían convocado a los guerreros y generales del todo el mundo; había captado los oídos y corazones de todos los presentes diciendo –Hasta la tortuga más robusta y dura, su caparazón deja romper ante el flujo del combate y el golpe indicado, aquel hombre que en sus armas confía tanto algún día van a ceder despojándolo de su fuerza más artificial, la muerte y la trampa son uno en el combate, tan así como la inteligencia, técnica son hermanas de la gran y preciada fuerza-. Eso resonaba en la cabeza de Zheng al recordar que su maestro le contó esa historia, el quedándose quieto espero con paciencia al hombre cubierto de acero. Ni más bien éste se acercó lanzo una estocada al pecho del oriental, siendo rechazado por la hoja del sable mientras sus brazos fueron atados por la cuerda y el gancho; así siendo lanzado al suelo, así perdiendo su espada y guantes. Al arrebatarle su espada Zhèng ata su sable junto el arma del general; lanzándolas lejos, solo dejando su estilete para acabar a su enemigo; el duelo de armas se convirtió en un combate a puño limpio, el general Godfrey se levantó del suelo mientras se tanteaba la cintura buscando al parecer un cuchillo, -Parece que lo olvidé, dijo Godfrey con un todo bromista-, -Dime ¿tú tienes uno?, parece que no eres tan despistado, esos ojos tuyos dan miedo ¿todos los de tu país se ven así con esos ojos de animal?, le peguntó con un tono burlón a un callado enemigo-.

Callado lo único que hizo fue ponerse en postura de combate la posición era igual a la de postura de esgrima que uso recién, solo que la mano de atrás estaba abierta y la mano de adelante más abajo con el codo caído, su cuerpo redujo más su tamaño, como una serpiente enroscando su cuerpo preparada para atacar. Extrañado Godfrey miro fijamente a su oponente que estaba a la espera – ¿No vas a hablar? mmm parece que eres muy peligroso para ser un simple tipo, pero eres alguien que lucha en igualdad de condiciones, eso es raro; hasta en los peleadores de dónde vienes, estás ansioso por pelear conmigo parece, me gusta y me asusta eso, jaja, conversó mientras se acomodaba para pelear-.

Godfrey tomó una posición cerrada de brazos y pies juntos que protegía su cabeza cubierta para evitar que le quitasen el yelmo, el que se acercaría ahora era Zhèng Lí con pasos suaves y relajados, dejando caer todo su peso sobre el suelo así llegando a estar a un metro de su oponente; ninguno de los dos se movían estaban, estudiándose, pronto no se hizo esperar una patada frontal, hacia la pierna del acorazado hombre, éste se tabaleó recuperando su equilibrio, para propinarle un golpe con su brazo derecho hacia la cabeza el oriental. Siendo interceptado por la palma enemiga que desvió el brazo y golpeando el yelmo, éste cayendo al suelo por el impacto del golpe; mientras veía su casco cayendo al piso, gritando de furia mientras veía a Zhèng parado esperándolo, Godfrey enojado se quitó la armadura con prisa y enojo, desabrochando todas las placas que le protegían, las piernas, los brazos, los hombros; también se quitó el entero de cota de malla, quedando solo en leotardos frente a Zhèng. Godfrey un hombre alto de cuerpo robusto, pelo corto y rubio con un bigote fino, ojos grises que parecerían a los de un ciego o un muerto; respirando forzosamente al liberarse de su coraza dijo –Parece que será un duelo de los viejos, eres el único que me obligó a quitarme la armadura, pero no te creas que no he peleado contra los de tu raza, sin ese peso soy más flexible, decía mientras se acomodaba la espalda-, a lo que Zheng rompiendo el silencio le contestó –Entonces tengo el honor de apreciar la gran habilidad de una bestia como usted, me sorprende que no haya dicho nada sobre esas pobres personas que tiene cautivas, dijo con un tono de enojo hacia Godfrey-, a lo que el despojado general le responde –Mira eres tan malo como yo, no te creas un héroe, solo eres un asesino, una rata, esos esclavos y también esa joven me pertenecen… al igual que tu vida, te metes a un lugar que no es tuyo solo para matar a alguien que según tus jefes no soy alguien que merece la vida; son unos hipócritas y malditos, increpaba mientras señaló con dedo a Zhèng Lí-, -Mejor cállate maldito oriental y pelea, porque esta noche te partiré la cabeza contra el suelo, amenazo mientras soltaba una risa provocante-. En eso Godfrey avanzo rápido y lanzando dos puños, uno al pecho y otro al estómago, Zhèng Lí para evitarlo se fue a su izquierda y sujeto al iracundo de ojos grises del cuello ahorcándolo, también rompiéndole su pierna izquierda para someterlo; éste dando un grito mientras se quedaba sin aire; a lo cual Zhèng soltó el cuello y fue a su brazo derecho y partiéndolo en tres. Los gritos eran fuertes tanto así que pudieron haber alertado a alguien tal vez a los soldados, a Zhèng ya no le importó la prudencia, pateo la cabeza del caído general, llevándolo al suelo; a lo que el asesino tomo la pequeña ballesta de su espalda, la cargó y le disparo en la cabeza a Godfrey, terminando así el combate, dejándole un sabor amargo y triste al vencedor. De pronto tomo sus armas y salió hacia la entrada que se le había dicho, esa noche mato a seis personas, jamás había matado gente, se sentía extraño la culpa se le había ido. Al llegar vio a Isolda esperándolo con todos los esclavos, rompiendo la entrada para salir.

En silencio solo la miró como ésta lo llamaba, pero algo le impedía moverse más rápido; él solo quería caminar, no correr; se sentía pesado como si esa noche hubiese sido él derrotado. Al salir todos se dirigieron rápido hacia el camino de salida entre la oscura calle Zhèng Lí solo quedó en el final de la fila caminando, se sentía desdichado e insatisfecho; sus pensamientos sus palabras su juramento hacia su maestro, todo el mundo se rio de el por decir que creía más en la redención que en la muerte, hasta el hombre que lo crio dudo de él. Así siguió hasta llegar a la salida prometida, donde la joven de ojos verdes le esperaba apresurada, al reunirse en el profundo bosque les dijo a todos los esclavos que tenían cara de perdidos –Vendrán conmigo tendrán buen pasar ahí, dijo con desdén, con un tono frio por la tristeza-. Todos le siguieron también Isolda, quien le parecía raro el comportamiento de Zhèng, ya que ella no tenía idea de la pelea con Godfrey, solo se había enfocado en escapar de ahí era evidente que se había olvidado.

Al llevar una hora caminando ya se podía ver los vestigios de la noche y un inminente amanecer a lo que Isolda al ver a los nuevos libres exhaustos, le pidió a Zhèng un breve descanso, lo que él no sabía que su nueva compañera quería interrogar para saber el porqué de su amargura, siendo apartados los dos ella empezó a preguntarle, -Zhèng, dime que pasó, ¿mataste a Godfrey?, interrogo con preocupación-.

Z.L –Si, él ya está, quisiera no hablar de ello, respondió con cierta incomodidad-.

Mientras se sentaba en una raíz saliente del suelo

I –Entonces ¿por qué te ves así?, ¿no te sientes más tranquilo ya que cumpliste?, no comprendo, le volvió a cuestionar-.

Le decía mientras se acercaba a él buscando que Zhèng se sincerara

Z.L –Nunca había hecho esto, no se siente bien y menos un alivio, mis ideales llevados al menosprecio, forzado a hacer algo que estoy en contra, da igual me moría de hambre y de frio, vi gente morir en mi tierra, y aquí casi muero también, es injusto que mis ideales sean una porquería, respondió con amargura en su tono-.

Llevando la cabeza hacia abajo mientras dejaba caer unas lágrimas por lo abrumador que se sentía cargar muertes, cuyas vidas ajenas ahora le pertenecían.

Las lágrimas de Zhèng brotaron, pero su cara estaba congelada, sin expresiones esa noche le había cambiado permanentemente; Isolda sin saber qué hacer para consolarlo solo quedó allí parada frente a alguien con el corazón destrozado, que ahora cuyo sentimiento le estaba oscureciendo el alma y la sangre; sólo el silencio de ella pudo abrazar al desdichado que sentado en impotencia estaba. Luego de eso Zhèng Lí se levantó y dio la orden de marchar hacia el campamento central de su jefe, según escuchó Isolda eran 2 días a pie, Zhèng no los dejaría parar ya que los estarían buscando por todos lados. Así pasarían los días en una marcha agotadora, que casi le costó la vida a la mayoría, incluyendo a la muchacha de ojos verdes, que estaba preocupada por lo que ella ahora llamaba amigo, al oriental, al llegar al campamento fue una total sorpresa para el jefe de Zhèng quien el al contar todo decidieron acogerlos y llevarlos a un pueblo cercano para que rehicieran sus vidas y uniéndose también a la resistencia. Así lo único que faltaba era Zhèng reportando toda su misión a su jefe, que estaba algo de mal humor con su él.

Tras decirle todo lo que tuvo que hacer y pasar; Dante, el jefe de Zhèng cuyo nombre se logra revelar tras una queja del oriental, lo increpo de inconsciente y de descontrolado. Diciéndole que lo que había hecho era un desastre arriesgando todo por impulsos y su furia; aquel hombre llamado Dante era más que nada un comandante de la resistencia un ex noble del reino de las rosas; quien poseía poder político, viéndose forzado a huir de su hogar para salvar su familia y combatir al reino sediento de conquista. Un hombre de pelo largo, oscuro y con canas, de ojos negros como la noche con una cara afilada sin barbas, con un rostro que imponía respeto y fuerza, media lo mismo que Zhèng o tal vez un poco más alto, de cuerpo fuerte y delgado, sus manos parecían pesadas, llevando una armadura robusta, parecía un hombre de unos 40 años. Los dos tras una tensa charla el comandante dejo ir a descansar a Zhèng Lí no sin antes decirle que se hiciese carga de Isolda quien ahora era parte de su grupo a pedido de Zhèng Lí. Mientras tanto la jovencita dormía libre de preocupaciones en su corazón ya que era libre al fin y además tenía un amigo con quien contar. Así termina la primera misión de éste curioso hombre quién la vida le dejó una tarea que más adelante le sería revelada, las espadas que le apresaban fueron rotas ayer, solo él quería descansar su espíritu; para poder digerir y rendir honor a su difunto maestro quien le dió fuerzas siempre.

Fin del capitulo 3.