―Come despacio ―Vash indicó una vez más. Kukulkan no le importó que fuese vista como la propia Jack a la hora de comer, lo que tenía frente a ella era realmente bueno―. En todo caso...
― ¿Sí? ―Kukulkan terminó de tragar para hablar―. Oh, para preguntar.
―Solo di lo que te molesta no dudes en preguntar.
El pedido ya había sido comprendido por Kukulkan. Tenía que dar una idea exacta por lo que parecía preguntar el hombre, la mujer quiso titubear para poder tantear una respuesta aproximada mientras que pensaba.
No es como si encontrara a Vash amenazante o algo parecido, pero daba ese aire peligroso que era obvio que debía dar una respuesta correcta o si no las cosas podrían ir a otro extremo.
―Escuché que podrías darme una respuesta de algo que estoy buscando hace un tiempo ―Kukulkan miró el rostro de Vash quien no parecía mostrar cambio alguno con la primera oración―. Yo...
Los segundos pasaron más lentos de los que Kukulkan deseó, ella deseó dar la respuesta inmediata, pero la mirada atenta a ser juzgada le hizo retroceder.
―Solo dilo.
La impaciencia se hizo presente y Kukulkan tragó antes de agachar la cabeza.
― ¡Quiero ser un buen Dios para los humanos!
La solicitud fue dada. Vash vio a la mujer que tenía la cabeza gacha. Por el lado de Kukulkan ella solo tuvo que mirar el reflejo de la barra para ver la mirada vacía que le dedicó el hombre.
Ella lo supo.
Que era mala idea comenzar o hacer un pedido así incluso si se trataba de la recomendación de un Dios, pero la idea de quien podría estar más cerca del hombre vino a su mente y luego a su boca, dando preguntas al azar a los demás.
Vash se sentía algo extraño tenía experiencia con deidades aunque la mayoría eran engendros de la aberración del caos nuclear y las pocas otras o eran idiotas arrogantes y lujuriosos o realmente trataban de ser buenos en su deber de velar por los mortales
―Así que es eso... ―el susurro casi desganado de Vash se ganó una mirada de duda de Kukulkan con una sonrisa nerviosa.
―Quiero ayudar tanto como sea posible a los humanos.

Un sentimiento puro y una sonrisa brillantes, una sonrisa que despertó en el rostro de Kukulkan luego de aquellas palabras y recordar la calidez que quería brindar.
Una calidez genuina para los demás como para ella.
―Ya veo ―no hubo palabras mayores que esas en respuesta, Vash se sentó frente a Kukulkan y acercó su rostro a la mujer quien parpadeó ante la repentina aproximación del hombre―, ¿estás segura que los humanos necesitan ayuda de algo que nosea de ellos mismos?
Kukulkan parpadeó.
Una que pasó a dos y dos que fueron en serie hasta que la mujer lograse terminar de procesar la pregunta del hombre.
― ¡Por supuesto! ―Kukulkan remarcó su punto con confianza―, si quiero ser una diosa de utilidad para ellos, debería poder ayudarlos de alguna forma.
― ¿Incluso si son ellos mismo la causa de su sufrimiento?
Ante la pregunta repetida de Vash Kukulkan frunció el ceño ya con una idea de a donde iba lo que el hombre deseaba.
―Solo debo ayudarlos, ¿no?
―Entonces que ocurrira despues si lograras salvarlos que seguirá después los salvaras por siempre.
vash no era idiota bueno tal vez un poco pero era lo bastante inteligente como para saber lo que kukulkan queria pero conocía demasiado bien ala humanidad el tambien les tenia cariño paso siglos ayudando a diferentes mundos pero nunca puso su fe siega en ellos los salvaria de su aniquilacion pero nunca actuaria como su ninero que los cuidaria de todo y por siempre.
La molestia de Kukulkan empezó a subir. Lo que decía el hombre era exactamente lo contrario a lo que esperó de alguien que se profesó como un ayudante de la humanidad.
¿De verdad había algo que rescatar de las palabras del hombre?
― ¿Por qué solo mencionas eso? ―Kukulkan ahora estaba con el ceño fruncido―. Pensé que todos aquí trabajábamos juntos para salvar a la humanidad y cuidarla.
Vash miró a la mujer quien estaba ahora viéndolo de frente, la comida que hasta hace poco fue ingerida gratamente ahora estaba a un lado sin ser tocada.
― ¿No es obvio? ―un tono que casi parecía distante―, los humanos buscan una forma más eficiente para matarse en cada ocasión, por supuesto los ayudaría pero nunca me pondria a esclavitud para salvarlos de todo,ademas no siempre podras salvar a todos y es mejor tener en cuenta las posibles bajas que habra .
Kukulkan abrió los ojos sin poder creer lo que estaba escuchando.
― ¿Qué?
―Quieres salvarlos, podrás hacerlo, mostrarles alguna esperanza, pero eventualmente si los observas suficiente podrás ver como olvidan todo lo que hiciste y eventualmente necesitarán ser salvados una y otra vez, así indefinidamente ―Vash tomó otro vaso frente a él para seguir con la limpieza―. No juzgo tu deseo de ayudarlos, pero si quieres ser un buen Dios para los humanos entonces deberías ser un poco más egoísta.
pero no lo suficiente para ser una molestia y objetivo de exterminio.
¿Qué clase de lógica era esa?
Kukulkan había vuelto a su estado anterior ante la duda de cómo estaba llevando las cosas, ¿solo para escuchar algo como eso?, no le gustó, fue por eso que la mujer se puso de pie incluso sin terminar su comida y se separó de la mesada.
―Pensé que sería algo distinto, pero entiendo porque la reina Morgana te llamó de manera despectiva ―Kukulkan arrugó el rostro y dio unos pasos atrás antes de comenzar a alejarse.
―Oh, ¿ahora ella lo hizo?, supongo que está resentida de la última vez, fui un poco duro con ella ―Kukulkan miró de reojo la sonrisa que estaba en el rostro del hombre.
A diferencia de lo que había visto hasta ahora no fue una sonrisa suave, tampoco una tranquila o mucho menos la apacible que había dado al inicio de todo esto.
Fue una sonrisa enorme que mostró sadismo.
La curiosidad llegó inmediatamente a Kukulkan por el comentario sobre las relaciones una vez más. Curiosidad que vino como resultado una mirada de reojo al hombre antes de volver a seguir su camino.
El maestro había hablado bien de Vash. Llamándolo incluso como un amigo, pero hasta ahora solo había visto a una persona molesta e insufrible.
Precisamente aquella era la descripción que había obtenido de otros sirvientes. La actitud inicial de cuidado, la forma suave de tratar al maestro y como podía cocinar le hicieron dudar por un instante de todas las palabras dadas del hombre.
¿Cómo podía hablar de la peor forma de las personas que estaban salvando?, la pregunta llegó en Kukulkan junto con la duda de como la diosa Scáthach le había dado tal recomendación cuando era obvio que no había un buen punto para ello.
Lo mejor sería dejar las cosas de lado y centrarse en su persona y volver con una idea más acérrima de lo que tuvo en un inicio.
...
Otro mes había pasado.
Las singularidades menores fueron cosa que no tuvo que preocuparse personalmente. Kukulkan podía ver cómo entre los equipos de limpieza estaba aquel hombre molesto.
Ya lo había catalogado de esa forma por los encuentros sustanciales que había tenido con él a lo largo del mes, para la mujer no fueron nada gratos, siendo que Vash sacaba el tema del deseo humana y la forma de un verdadero Dios para la humanidad a cada que podía para molestarla.
En cierto grado estaba comenzando a atarse de aquellos comentarios.
Fue hoy que iría a hablar con el hombre para que se detenga de una vez por todas. Había cruzado palabras con Atalanta, una vasalla de la diosa de la caza de Grecia. Kukulkan estuvo más que de acuerdo con la mujer y su punto de vista del hombre, incluso si no conocía la historia entre ambos, la relación de Vash y Atalanta era algo existente y tangible.
no fue culpa de Vash querer acariciar las orejas y cola de atalanta o la broma con servirle ratones asados bañados en salsa o la vez que le puso a su té hierba gatera.
Al menos de manera unilateral por parte de Atalanta siendo que Vash parecía ser una persona más agradable con la cazadora de lo que fue con ella.
Kukulkan suspiró y alejó pensamientos innecesarios de su cabeza, ella quería terminar con esto de manera rápida para volver con el maestro; ambos habían hablado de pasar una noche juntos una vez más.
Caminó hasta el ala de habitaciones y se paró frente a la puerta que conocía que era la de Vash. Se preparó, estaba a punto de llamar cuando escuchó pasos viniendo de su lado.
― ¿Diosa Kukulkan? ―una voz que reconoció sonó de fondo. Kukulkan se giró y vio un rostro que reconoció al instante.
Jeanne estaba parada con una mirada de duda, un leve atisbo señalaba eso en el rostro usualmente plano de la mujer.
―Oh, ha sido un tiempo ―Kukulkan bajó su mano y se giró hacia Jeanne quien asintió suavemente con la cabeza.
―Sí, las misiones han estado un poco más frecuentes, ¿sucede algo con Vashi? ―la pregunta fue válida por parte de Jeanne, probablemente la única persona con la que notó un pequeño detalle en Chaldea por parte de Vash fue la forma en la que trataba a Jeanne.
Distaba enormemente de la forma con la que trató a cualquier otro. Kukulkan asumió que era por el hecho de ser compañeros de trabajo.
―Yo... solo deseaba hablar con él por un asunto.
Jeanne se quedó quieta, sin cambiar la expresión en lo absoluto viendo en silencio a Kukulkan quien comenzó a sentirse incomoda por la forma en la que estaba siendo observada. Pasaron los segundos antes que la mujer de pelo blanco parpadeara y respondiera.
―Ahora está ocupado, no se encuentra en su habitación, creo que escuché que está con la reina Morgana ―la albina inclino la cabeza y pensó en la posible ubicación del hombre.
―Veo... gracias ―Kukulkan dio su mejor sonrisa antes de girarse para emprender su camino hacia la habitación de la reina de las hadas, más una pequeña idea vino a su mente.
― ¿Por qué estás entonces yendo a su dormitorio? ―Kukulkan vio como Jeanne simplemente abrió la puerta y entró.
―El mío está siendo ocupado, además Vashi casi nunca se encuentra aquí, pensé en usarlo para descansar ―la respuesta fue simple.
― ¿No se molestará de tocar algo suyo? ―Kukulkan dio unos pasos atrás para ver el interior de la habitación―. ¿Estás segura que está es la habitación de Vash?
No había decoración, suciedad o algo que mostrara que la habitación estaba siendo ocupada, si bien la mujer santa había dicho que la habitación era rara vez usada, parecía que solo había un pequeño símbolo personal del hombre.
pequeño pentagrama en forma de león.
―Sí, es la habitación de vash ―Jeanne alzó la mano y mostró la tarjeta de acceso de la habitación con el nombre de "Stampede" impresa en esta.
―Bien... ¿entonces solo suele ir a la cocina y dónde más? ―Kukulkan quería quitarse el peso de encima del hombre molestándola. Una buena charla o una paliza en su cabeza fue la solución adecuada.
Jeanne archer giró su cuello hacia un lado pensando brevemente en la respuesta, la mirada perdida de la mujer estaba dejando algo nerviosa a Kukulkan.
―No lo sé, más allá de la cocina y la sala de apuestas con Drake el se mueve de forma aleatoria.
―Entiendo, gracias por tú ayuda ―la sonrisa fugaz de Kukulkan fue recibida con un leve asentimiento de la cabeza por parte de la otra mujer antes de darse la vuelta.
Kukulkan dejó salir un suspiro y comenzó a caminar una vez más por los corredores de la organización. Se cruzó con varios sirvientes los cuales le hablaban con la misma soltura de siempre.
La caminata hasta su objetivo fue algo que tranquilizó a Kukulkan. Llegó al ala de la habitación dónde se encontraba la reina Morgana.
La luz de la puerta sin terminar de cerrarse fue el indicativo que realmente había alguien en la habitación. La zona de la habitación de Morgana fue algo más solitaria que las demás. Había llegado hasta aquel lugar en un par de ocasiones y no había visto a otro sirviente presente.
Los pasos de Kukulkan se detuvieron cuando escuchó algo semejante a jadeos que se hacían cada vez más audibles conforme avanzaba.
Intentó ser lo más silenciosa posible conforme su curiosidad aumentó. Eran gemidos, pero no entendía de qué.
¿Estaban entrenando Vash y la reina de alguna forma?
Su curiosidad fue en aumento conforme se acercaba y podía escuchar con los gemidos una respiración pesada, como si faltase el aliento.
Algo dentro de ella le indicaba que era mejor esperar y volver en otra oportunidad, que no tenía por qué seguir, pero al mismo tiempo que le dijo que se detuviera, algo le llamó a seguir.
Caminó hasta quedar al borde de la puerta y solo inclinó su cabeza por la puerta semicerrada. Había escuchado la historia anterior de Jeanne hace tiempo, que había encontrado a la reina Morgama y a Vash anteriormente.
¿Quizá la puerta a presión de la reina de las hadas no funcionaba correctamente?, era la única razón para encontrar un evento similar al comentado por la mujer santa.
Kukulkan volvió en sí ante un leve grito, uno contenido el cual la hizo girar y apoyarse suavemente para ver lo que pasaba dentro de la habitación.
Un único ojo de un azul pálido captó la escena que tardó unos segundos en procesar.
Ahí estaba la usualmente recatada Morgana con el pelo suelto, su cuerpo estaba siendo elevado con facilidad por Vash quien la sujetaba por debajo de las rodillas haciendo que la mujer esté de frente con las piernas hacia adelante. Ambos sirvientes en la habitación estaban desnudos, Morgana prácticamente estaba siendo elevada mientras...
¿Qué fue aquella escena?
Vash estaba moviéndose con fuerza entrando y saliendo de Morgana quien no podía hacer nada por la forma en la que era sujetada, la cara de la mujer estaba con una sonrisa temblante, los bordes de sus ojos manchados y el surco de las lágrimas aún estaba marcado en el rostro de la mujer.
Feroz
Aquello fue lo que Kukulkan pudo describir por como Vash trataba a Morgana quien presentaba leves signos de lucha, pero incluso así.
La sonrisa de la mujer no se iba a pesar de la forma salvaje en la que estaba siendo asaltada.
Miró la cama de la habitación y las sábanas en el suelo, como la habitación parecía haber sido prácticamente removida por todos lados y en medio de todo eso estaban ambos sirvientes concentrados en otro mundo.
"El maestro es joven y un humano"
aunque si le preguntaran a vash el agregaria mas cosas a la lista
Kukulkan no entendí porque pensó en esas palabras de Morgana de golpe.
¿Era por la forma casi salvaje en la que ambos estaban teniendo intimidad?, otro gemido fuerte salió de Morgana al momento en que un gruñido vino de Vash. Un bajón con fuerza se dio por parte del hombre antes que abrazar con fuerza el cuerpo de Morgana.
vash se movió y caminó hasta la cama donde bajó lentamente a la mujer que había tenido en brazos y fue ahí que Kukulkan vio como lentamente el hombre sacó su miembro de Morgana. Conforme la longitud era revelada la boca de Kukulkan se abría y miraba a ambos, sin comprender como morgana era capaz de tener aquella cosa dentro.
Era mucho más grande que la del maestro. No solo eso, la forma en la que duró incluso para una sola vez mientras que Morgana había caído en el clímax en más de una ocasión... ¿era por esa razón que aquel grupo de sirvientes femeninos podía soportar lo insufrible que era Vash?
¿Por esto?
― ¿Quién dijo que podías descansar? ―la voz del hombre asustó a Kukulkan quien vio como la reina Morgana ya no se estaba moviendo.
―Lo siento... ―la voz cansada y ronca de Morgana sonó cuando fue levantada con fuerza del cabello. Los ojos de Kukulkan se abrieron ante esa acción, pero no hizo nada cuando vio como la sonrisa de la mujer solo creció ante esa forma en la que fue manejada.
―Parece que solo llegaste aquí para estar con otros sirvientes, fue lo mismo que hicistes con arturia ? ―la risa de Morgana ante el obvio abuso verbal dejó descolocada a Kukulkan.
La risa de Morgana fue cansada, mostrando como estaba luchando para seguir.
―Quien sabe... ―la confirmación de la reina solo hizo que Kukulkan arrugara el rostro.
No comprendía como alguien podía estar feliz con un trato así, y no solo eso, si no que poder disfrutar de tal trato... tan degradante.
Un tirón y ahora la mujer estaba con la mejilla pegada al miembro del hombre, la risa de la mujer solo salió una vez más antes levantar la cabeza y abrir la boca para comenzar a engullir.