Mi amo, un chico normal, pero cada vez que me tomaba era brusco conmigo, un chico que me cuidaba, pero no me daba atención, siempre me daba comida, pero me dejaba a la deriva.
Un conejo cómo yo sólo está por momentos para él, sentía que podía ser mejor mascota.
Pero siempre era invisible en ciertos momentos, podría mostrarme ante aquella cajita negra que destellaba rayos cómo el sol.
Mi comida no había sido cambiada, no podía comer de aquello porqué estaba inundado de mi pipí y popo.
Mi otra ama me daba de comer siempre, nunca faltaba que ella cambiara mi comida sucia por comida nueva.
Eso me fascinaba, ya no me sentía abandonado, me sentía completamente amado...sin embargo, mi felicidad duró muy poco, mi ama me tomó de las orejas y me llevó hasta una parte que contenía agua.
Esta botaba una especié de humo, me adentró y chillé por lo caliente que estaba dentro, estaba doliéndome, quería salir de aquel baño demasiado caliente, ya no lo soportaba.
"Ayuda", Chille hasta más no poder.
Hay fue cuándo caí rendido ante el cansancio, el dolor, la agonía, miedo.
Creo que fui una mala mascota para mí ama y ella me dio un castigó inolvidable para mí.