En los confines del universo, en donde la luz y la oscuridad se entrelazan, se despliega un duelo épico entre un solitario humano y una bestia que se escapa de los fines del entendimiento
El último bastión de la humanidad, un ser solitario y perdido, pero con una determinación forjada por su soledad en el vacío estelar, busca enfrentar al dios desafiando el olvido de su raza
El dios, un ser que desafía la mismísima comprensión humana, siendo su fuerza un fiel recordatorio de la grandeza de lo desconocido, decide aceptar su reto
Su batalla, siendo más que solo un duelo donde se debate la supervivencia, es la demostración de la fortaleza del espíritu humano
El choque de dos monstruos hacía temblar la realidad misma. Sus ataques eran como tormentas inter dimensionales, cuyos efectos destruirían todo a su paso
Pero a pesar de haber dejado todo para llegar a este punto, el humano no tenía una clara ventaja sobre el enemigo, su respiración entrecortada y su clara relentización en la batalla avisada del estado de su cuerpo
Decidido a dejar todo en un último esfuerzo, el humano, decantándose por su inteligencia, alzo su vista en la búsqueda de una apertura, pero sin siquiera tener tiempo de actuar, el dios ataco
Un choque que provocó que el humano sienta el peso de su propia insignificancia ante la fuerza del dios, aunque también se percató de la apertura que tanto buscaba
Y entonces, haciendo uso de una velocidad que las mismísimas estrellas envidiarían, redirecciona la espada para apuntar al corazón del dios y con un golpe que había sido perfeccionado por los años en la batalla, la hoja se atravesó su pecho
Un grito de dolor retumbo en cada esquina del universo anunciando la caída de un dios y el surgimiento de otro
Con el sonido de la caída de su espada se dio por terminado el enfrentamiento, aunque el humano no pudo festejar, ya que al contemplar sus alrededores todo estaba desolado, lo único que quedaba eran restos humeantes de un reino, el costo de su victoria había sido demasiado grande
En el silencioso campo de batalla, roto solo por el susurro del viento entre los escombros, yacía el último humano en pie, solo con sus pensamientos y su dolor, ya que para su punto de vista, la victoria le sabía a cenizas, él solo podía pensar en los sacrificios necesarios para llegar a este punto.
Decidido a volver, levanto sus viejas espadas cubiertas de la sangre del enemigo, las enfundo y camino silenciosamente a lo largo del cosmos, pudiendo apreciar el desastre que había sido provocado por su propia ansia de sobrevivir, esto le hacía preguntarse a sí mismo si había válido la pena tal comportamiento.
Así fue como perdido en sus pensamientos, viajo años en la búsqueda de su tierra natal, después de su solitaria cacería, él solo quería volver a ver a la única persona que respetaba y admiraba en este mundo, siendo esa su única ambición, avanzo firme y decidido
Años más tarde se encontró frente al último tramo de su largo viaje, solo tenía que cruzar una puerta inter dimensional más y estaría en la tierra, incapaz de poder dimensionar lo que pasaría al cruzarla, se frenó en seco y decidió tomar un respiro
Tiempo más tarde, sus ojos llenos de cansancio y dolor se posan en las dos espadas que portaba, dadas por su maestra con la promesa del retorno victorioso
Estas lo acompañaron como las únicas testigos de su solitaria cacería y siendo las únicas que eran consiente de los sacrificios que llevo a cabo luchado a su lado por añares, ahora yacían magulladas y manchadas por la sangre de algún antiguo enemigo, sus hojas antes afiladas ahora muestran signos de desgaste estas habían quedado marcadas para siempre por la lucha continua
El humano con manos temblorosas levanto la primera espada y en su fina hoja color carmesí se vio reflejado alguien que siempre era usado para la lucha, magullado y teñido de la sangre de sus oponentes
Con dolor la deja en su cintura, suspira y posa su mirada, en la siguiente él duda en tomarla, pero lo hace y observa su hoja teñida de un negro tan oscuro como el mismísimo cosmos. Él contempla la espada con gratitud y dolor, recordando las palabras de sabiduría de su maestra, piensa en el precio que pago por seguir su camino
Luego de reflexionar, el humano se da cuenta del peso que llevaba su maestra al portar las espadas
-Niño, estas no son solo armas, sino el símbolo de un sacrificio y un compromiso con el futuro-
eso había dicho ella
pero el humano, decidido a aceptar la carga que su maestra le impuso, las miro a ambas, aunque se percató que él no las veía como armas o un símbolo, sino que para sus cansados ojos eran sus fieles camaradas, las únicas que habían podido acompañarlo en todo su camino, ellas eran las testigos silenciosas de su valentía y su sacrificio
Agradeció a sus camaradas por acompañarlo, ya que aunque sus hojas pueden estar manchadas de sangre, también en ella estaba fundida la luz de su esperanza, y al mismo tiempo decidió luego agradecerle a su maestra por darle los mejores y más confiables camaradas
Así, con todo resuelto, decidió cruzar la última puerta.