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Chapter 2 - Desesperación

Aunque su plan era cruzar, al encarar la puerta, el miedo lo invadió, ¿siquiera merecería una buena bienvenida después de lo que había hecho?, él causó mucho daño para lograr su objetivo, en sus manos no solo descansa la vida de unos miles, sino de millones. No creía ser el héroe, al contrario, creía merecer ser llamado un villano. Con tanto en su espalda, dudaba poder soportar que los demás lo vean a los ojos 

pero decidió dejar todo a la suerte y avanzar de hacia el futuro una vez más, pensando que al cruzar finalmente su camino llegaría al final, pero al atravesar la puerta no encontró nada, la capital a la que fue transportado estaba cubierta de ruinas adornadas por un siniestro silencio, incapaz de saber la causa busco un lugar donde pueda tener una vista más amplia, termino decantándose por subir a la torre más alta del pueblo y observar el terreno a con más detalle

Al llegar a la sima, el paisaje que encontró lo desconcertó, todo estaba ceñido en la desolación, donde antes había grandes campos, ahora yacen cementerios improvisados, bosques que fueron arrasados por el fuego de la destrucción y ríos teñidos de un color carmesí culpa, de los cuerpos que se desangraban en él.

Todo se encontraba en ruinas, las calles desiertas eran cubiertas de cuerpos en descomposición, estos marcaban una clara masacre unilateral, el cielo antes azul se encontraba oscurecido por las nubes cargadas de ceniza y el humo, pareciera que el cielo mismo proyectara una sombra en toda la desolada tierra

Incapaz de creer lo que sus ojos podían ver, cayó al suelo, quedando de rodillas ante el caos, se estremeció al ver que la tierra por la que peleo ya no existía. Sus manos, las cuales antes eran firmes y seguras, ahora temblaban con impotencia frente a la magnitud de la destrucción. De sus labios se escapó un profundo suspiro mientras su cerebro aún era incapaz de razonar la realidad de la tragedia que estaba observando

Su vista había empezado a nublarse, lágrimas amenazaban con salir, pero se obliga a contenerlas asumiendo una máscara de fortaleza, la misma que había llevado durante mucho tiempo, aunque, sin embargo, sintió como su corazón caía en un oscuro abismo de desesperación y pesar.

Mientras se levantaba asumiendo una falsa tranquilidad, su espíritu se había agrietado, no aguantaba el peso de la abrumadora desesperación que lo abordaba en este momento, pero una vez logro levantarse, su cuerpo quedo estático él, había sentido un movimiento había alguien vivo, pudo sentir la presencia a la distancia aunque fue incapaz de definir si era aliado o enemigo, salió disparado en su búsqueda.

Intentando mantener la calma, se aproximó a la presencia lo suficiente como para poder divisar su figura a la distancia, incapaz de poder dar fe de lo que sus ojos llegaban a ver, se detuvo en seco, entre las tumbas improvisadas y lo que parecía ser los escombros de una antigua torre pudo distinguir la figura de la que fue la persona que más respeto, la que más admiro, la persona que quedaba de pie entre todo el caos, era su maestra

Vacilante y petrificado, se dedicó un momento para apreciar la grandeza de la señora que caminaba cabizbaja alrededor de las tumbas, ella era una joven etérea envuelta de misterio, tenía unos ojos vacíos y oscuros los cuales reflejaban un alma triste que fue marcada por el tiempo

su piel blanca era un lienzo en el cual se narraban las batallas liberadas, esta era cubierta por una armadura gastada adornada por la sangre de alguno de los enemigos que intentaron enfrentarla. Una capa rasgada, que ondeaba al viento como estandarte de resistencia, cubría su figura con la dignidad de quien ha enfrentado la tormenta y ha sobrevivido 

En su cabeza una oxidada y desgastaba corona descansaba sobre su melena grisácea, esta era la prueba de su legado maldito. Aunque había perdido un brazo, era una hábil guerrera, su presencia era increíblemente abrazadora, pero era entendible porque ella era la reina de lo etéreo, la que custodia las almas perdidas en la batalla, era una presencia serena y etérea que camina sobre el campo de batalla con la dignidad de quien conoció la adversidad y la supero 

ella era su maestra, la persona que en algún momento fue conocida como la diosa Mórrígan.