—Desaparece...
Al escuchar esta palabra, Nathaniel Hanson sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal porque Monica Baldwin nunca solía hablarle desde un pedestal tan elevado antes.
Nathaniel Hanson se sentía como un payaso burlón, exponiendo su lado más feo frente a Monica Baldwin, y pensando ingenuamente que era invencible.
Lo más insoportable es que una vez maldijo a Monica como una mujer despreciable, pero ahora estas dos palabras parecían la bofetada más ardiente, de un rojo encendido, golpeando su propio rostro.
Nathaniel Hanson quería decir algo más, pero al mirar a Monica y Victor tomados de la mano, abrió la boca pero no dijo una palabra, —volviendose a levantar de manera embarazosa—. Entre las burlas de los demás, abandonó el lujoso restaurante.
Después, se ocultó en un rincón oscuro y golpeó furiosamente la pared. Sin embargo, por mucho que lamentara, ahora no había forma de volver atrás. No solo había perdido su reputación, sino también su autoestima...