"Después de un rato, Víctor Chadwick subió con la cena, abriendo la puerta para ver a Mónica Baldwin sentada en la cama, contando un ramo de rosas. Sus mejillas estaban rojas, sus labios finos se movían ligeramente, se veían muy tentadores...
—¡Esta es la primera vez que recibo tantas flores! —exclamó Mónica, encantada—. Víctor, estoy realmente sorprendida...
Víctor bajó la mirada a su expresión satisfecha y preguntó:
—¿Por qué te conformas tan fácilmente? Solo unas pocas flores y ya estás tan feliz. Tengo mucho más que quiero darte, pero nunca expresas tus necesidades. ¿Por qué no puedes ser como otras mujeres, que quieren diamantes, joyas, o incluso fama y logros?
Mónica rió, mirando a Víctor:
—Ya te he tomado por completo, ¿no soy lo suficientemente codiciosa?
—Tengo tu matrimonio, el título de tu esposa, la mitad de tu riqueza y tu próxima media vida, ¿joyas, logros? Yo puedo luchar por estos. Además, ¿qué podría ser más precioso que tú?
