—No tienes que decirlo. —A Mónica Baldwin no le importaba, pero pensando que Victor Chadwick había hecho tanto por alguien más, se sintió un poco incómoda en lo más profundo.
—¿Celosa? —Víctor miró a Mónica bajando su cabeza, su corazón saltó de alegría, y no pudo evitar sonreír.
—Sí, un poco —admitió Mónica, asintiendo con la cabeza.
—¿Crees que, en este mundo, alguien más tiene las calificaciones aparte de ti? Solo tú, nadie más... —Víctor la atrajo hacia él, a sus piernas, y luego le enseñó a mirar el contrato juntos.