—Nadie desearía a alguien que constantemente niega su valor —Noah Clarke echó un vistazo a Robin Stewart y respondió seriamente, desprovisto de su frivolidad habitual.
La respuesta de Noah siempre fue reservada, e igual fue esta vez.
Ligeramente señaló el lamentable estado de Robin, pero también evitó hábilmente la dura pregunta que Robin quería que se respondiera. No se trataba de si él la quería o no. Se trataba del hecho de que ningún hombre la querría.
Robin casi olvidó que la identidad de Noah era la de Director de Artistas y Director de Relaciones Públicas en el Grupo de Entretenimiento Ocean. Sus palabras siempre eran irrefutables, sin dejar resquicios para explotar.
Y así, ella bufó y se sentó en silencio en el coche sin pronunciar una palabra.
No le gustaba sentirse incierta, no le gustaba la evasión, y lo más importante, tenía miedo. Estaba aterrorizada, realmente.