—Entonces, ¿te casarás conmigo? —susurró peligrosamente en su oído Víctor Chadwick.
—Admito, he estado ciega antes... pero ahora... Estoy segura de mi dirección... —murmuró Mónica—. Tú, eres mi dirección...
—Estoy perdiendo el control sobre mí... pero... aún no es suficiente. Aunque hayamos anunciado nuestra relación públicamente, aún espero que... después de que hayas entendido quién soy, confirmes que quieres vivir conmigo toda la vida. Cuando nos reconozcamos mutuamente... entonces, podemos poseernos verdaderamente el uno al otro —Víctor se volteó, presionando a Monica debajo de él, sus oscuros ojos se fijaron seriamente en los suyos.
—En este círculo, todo es colorido, todo lo que quiero está ahí, pero lo único que falta... es la sinceridad genuina.