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Chapter 3 - Capítulo 3: Una sociedad corrompida por el cruel sistema

Advertencia capítulo no apto para -21 por contener temas que pueden herir la sensibilidad del lector.

Mientras él lloraba debido a que pronto yo también lo abandonaría, yo pensaba en alguna solución a nuestra situación; aunque él tenía un carácter especial ya no había vuelta atrás debía aceptarlo ¡Me había enamorado por completo de él!

Me levanté mientras él seguía con la cabeza baja llorando, por lo que me acerque hacia donde se hallaba extendiendo mis brazos para contenerlo —¡Yo no te voy abandonar! Encontraremos una solución a esto. —Lo besé; uni mis labios a los de él, fue donde pude sentir aquel toque salado de sus lágrimas corriendo de sus mejillas hacia sus labios, labios que eran tan delicados al igual que su piel que era tan tersa, y pulcra que emanaban emanaban un pequeño aroma a limón, el olor de sus feromonas —¡Te amo! No sabes cuanto, no tienes ni la menor idea. Daria mi vida por ti —Se lo dije mientras sujetaba su barbilla, y levantaba mi rostro para apreciar sus hermosos ojos violetas que me miraban de aquella forma tan profunda.

—¿¡Juras?! ¿Me juras que no vas a abandonarme?

—¡Sí, te lo juro!. —Como si fuera un pacto de amor eterno, descubri mi cuello y él hizo lo mismo; él me mordió, y yo repetí su acción para luego intimar, reforzar aquel vinculo que habíamos creado, ya no tendríamos nunca mas sexo a partir de ese momento simplemente haríamos el amor, pero debido a la inexperiencia, la carencia de alguien que nos guiara, y nos informaran sobre esos temas cometimos errores, demasiados.

Nadie nos dijo que solo el Alfa debía hacerlo, solo este debía morder al Omega; que este vínculo era una forma de proteger a este último, una forma de poder encontrarlo en caso de peligro, pero un Alfa marcado, era una ofensa, ya que esta marca jamás se iría, sería una humillación de por vida.

¿Qué protegería un Omega?

Los Alfas debían protegerse solos.

¿Qué clase de Alfa sería?

Si no podía hacer algo tan básico.

Aunque ya era tarde para lamentos; a mí no me importaba, él tampoco.

Yo lo amaba, él me amaba a mi. Habíamos cometido un error, y nos haríamos responsables de tal acto, si teníamos que ir en contra del cruel sistema no cederíamos.

Él me protegería con su vida, yo con la mía, sin importar que tendríamos que vivir a la deriva como marginales. ¡Jamás lo abandonaría! ¡Jamás lo dejaría!

Los días, semanas fueron pasando por lo que la despedida se acercaba, solo faltaba días para mis 18 años; él no se había sentido bien, venía descompensándose por todo, pensé que quizás eran las altas temperaturas al cual era muy sensible debido a su blanquecina piel, y sus ojos que enseguida terminaba con mucho dolor de cabeza, pero había levantado fiebre, devolvía todo lo que comía, por lo que lo tenían en observación.

Esa noche escondido de todos fui a verlo, pero en el camino, entre los pasillos, oí a los auxiliares, cuchichear entre ellos, quedé horrorizado al escuchar a la tan temida IMOAM por lo que debía actuar con urgencia. Me escabullí hacia la administración; entre allí, busque su archivo, y el mío, con archivo en mano salí de ese lugar para ir donde él estaba.

Allí lo encontré recostado sobre una pared viendo las estrellas en el patio de la institución, habia estado una semana en cama así que ahora seguro quería despejar su mente y tomar aire, me acerque a él y lo abraze —¡Huyamos! Huyamos de aquí... tu y yo. —Él me miró impactado ante mi sorpréndete proposición, yo estaba aterrado queria irme de ahi, urgente, pero irme con él.

—¿Qué paso? —Él no estaba enterado que él orfanato iba a llamar a la IMOAM; lo iban a reeducar, según los auxiliares estaba en la espera de un bebé.

—Debemos, irnos.

—No, no podemos irnos. Mis padres no podrán encontrarme, nos podrán dar conmigo, yo se que ellos volverán por mi.

—Tus padres, no volverán. No lo harán, ¡escúchame!, debemos huir urgente sino lo hacemos, te harán daño ¡Estas embarazado!. —Al oír esto quedo helado para luego una mueca en sus labios aparecer, y soltar una carcajada luego otra más fuerte que la anterior para sentir como su voz se quebraba, sus ojos empezaban a aguarse para formarse aquella torcerdura en su labios como si fuese un puchero terminando por largarse a llorar devastado.

De todas las noticias esa era la peor para un Alfa, ya que solo significaba una cosa, era un Impuro; seria marginado por la sociedad para siempre, perseguido, tendría una vida miserable. —¡Huyamos! Es la única solución, yo te protegeré de ellos, lo haré siempre. —Tomando sus manos que estaban un poco frías para calentarlas con las mías, y besarlas; sus manos eran tan suaves. Acaricié su rostro, él me miró un rato y puso su mano en mi mejilla para luego besarme, y afirmar con sus cabeza.

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Esperamos un rato, y fuimos por un par de cosas, él aún no estaba bien, por lo que buscamos varias mantas, y abrigos, tomamos un par de mochilas y la llenamos de cosas que podrían servirnos; agua, cosas de enfermería, principalmente el antifebril, de alli nos fuimos a herramientas, y nos llevábamos un par de cosas: como linternas, pilas, una pequeña radio, un par de palancas, pero también buscamos a una herramienta en particular, que siempre la ocultaban de los niños en el orfanato, ya que cada que la usaban, algún niño intentaba hacerse de ella fracasando en el proceso. Luego de hurgar por un rato, entre cajas y cajas de herramientas, la encontramos, oculta detrás de todo; un alicate gigante que el rojo intenso de su pintura esmaltica desgastada por el tiempo lo hacía inconfundible, pesado como ningun otro, levantarlo era toda una hazaña, pero valía la pena el esfuerzo para la tan anhelada libertad, aquel al que la conocían como 'Napoleon' era capaz de cortarlo todo, nada lo detenía, nada le era rival al cierre de sus mandíbulas que eran capaces de cortar gruesas cadenas.

Con ella de nuestro lado ¿quién en nuestra contra?.

Con todas las mochilas llenas, tomo al Napoleón en sus manos como si este se adaptará a el, como si en sus manos este se volviera ligero, o la adrenalina de la fuga lo volvieran más fuerte, de un mordisco las cadenas cedieron.

Éramos libres, éramos al fin libres, por lo que salimos juntos de alli.

Ese día como si fuésemos dos criminales aprovechamos la oscuridad de la noche para fugarnos de alli, huir del cruel destino que le esperaba, que nos esperaba.

Entonces aquel dejabu, como si ya lo hubiese vivido se hizo presente; mire a mi Alfa, y su rostro aterrado ante la situación, lo sujete de su mano para luego recordar aquel aroma, que me recordaba a mi madre que me guiaba a fuera de ese lugar, que me orientaba a salir hacia aquel mundo desconocido que nos esperaba allí afuera, aquel aroma que nos insistía a salir. Por lo que guiado por aquel aroma, huimos juntos de ahi.

Había sacrificado mi libertad por él, ya que ahora no solo seríamos perseguidos por la IMOAM ahora la IMOOM iría por mi. Nos habíamos condenados a ser criminales, a huir por siempre, pero entonces el sujeto mi mano con la suya que ahora estaba tibia señal de que la fiebre estaba volviendo, debido al esfuerzo para cortar la cadena al mismo tiempo que temblaba por no saber que nos deparaba el futuro.

—¡Donde vayas yo iré contigo! Siempre. —Por lo que juntos, nos aventuramos al cruel mundo.

Continuara...