El guía de excursión, con urgencia en su voz me llamo para que me apresurara. Mientras tanto, Nolan, con una expresión de inquietud en su rostro, parecía querer hablar conmigo. Sin embargo, Aleck y Fanny me miraban con desdén, como si dudara de mis habilidades.
Con la multitud de soldados extendiéndose ante mí, dirigí mi atención al guía de la excursión. "Hugo, ¿Cuántos soldados nos acompañaran?" pregunte, notando la abrumadora cantidad de personas reunidas en el lugar.
"150 soldados y 15 magos, capitana", respondió Hugo con prontitud.
Asentí con comprensión, agradeciendo la información. "Entiendo, gracias, Hugo", le dije, antes de tomar la delantera, consciente de que era la última en unirme al grupo.
Los magos que nos acompañaban comenzaron a recitar el conjuro que activaría el portal. El aire estaba cargado de electricidad cuando los soldados se prepararon para cruzar el portal hacia el territorio de Thundervale. A medida que nos acercábamos al portal, podía sentir el zumbido de la magia en el aire, hacía que mi corazón latiera con nerviosismo, era la primera vez que viajaba en uno.
Cuando cruzaron el umbral del portal de destellos azules, una sensación de vértigo me envolvió, como si estuviera siendo arrastrada por una fuerza invisible. De repente me encontré en un paisaje completamente diferente: Thundervale se extendía ante nosotros, con sus imponentes montañas cubiertas de niebla y bosques oscuros.
El cielo nocturno estaba iluminado por relámpagos que cortaban a través de las nubes oscuras, los soldados se agruparon con sus armas en alto, atentos para cualquier ataque. Mire a los soldados y con un gesto de mi mano, los inste a los hombres a avanzar.
A medida que nos acercábamos a la aldea guiados por Hugo, el ambiente se volvía más sombrío, y los soldados comenzaron a intercambiar miradas de preocupación.
"¿Qué crees que encontraremos allí, Capitana Aida?" pregunto Nolan, con su voz llena de nerviosismo mientras me observaba.
"No lo sé, Nolan, y no me hables como si fuéramos amigos", respondí fríamente, dejando en claro mi distancia y hostilidad hacia él.
No importa cuales sean sus excusas o disculpas, ya no lo considero parte de mi círculo íntimo y quiero mantenerlo así en el futuro.
"Vamos Aida, ya me he disculpado, yo también la he estado buscando", afirmo.
El intento de Nolan por ganarse mi favor solo aumento mi irritación.
"¡Solo cállate, Nolan!" grite, sintiendo como la atención de todos se centraba en nuestra tensa interacción. La frustración y la angustia por la desaparición de Evie me estaban consumiendo, y no tenía paciencia para las falsas simpatías.
Mi tono era firme, mostrando que mis sentimientos hacia el habían cambiado de manera irrevocable. Aunque en el pasado habíamos compartido una amistad, ahora esa conexión se había desvanecido, reemplazada por una sensación de desconfianza.
Ante el intento de Aleck por intervenir y calmarme, reaccione con agresividad. "¡No te metas, Aleck! ¡Y ni si te ocurra tocarme, porque me asegurare de romperte las piernas!" exclame, dejando en claro que no tenía confianza en ninguno de ellos desde aquel incidente en la cabaña.
"Capitana Miller, tenemos que seguir avanzando", Hugo llamo mi atención, sacándome momentáneamente de mi irritación.
Asentí en respuesta a su sugerencia. "Si, sigamos adelante", respondí.
Me dirigí nuevamente hacia la delantera del grupo, junto a Hugo, consciente de la reputación que me predecía entre los soldados. Sabían de mi impulsividad y de mi agresividad, así de mi hostilidad hacia Nolan y los demás. A pesar de provenir del mismo mundo, no estoy obligada a entablar una amistad con ellos.
Además, los soldados podrían aprovechar cualquier error mío para atacarme por la espalda en el futuro o difamar mi reputación con rumores, y así buscar una oportunidad de tenerme con la excusa del matrimonio, pero eso no me importaba, nobles o no, nunca dejare que ellos tengan poder sobre mí. Mi enfoque estaba en encontrar respuestas sobre la desaparición de Evie y regresar con ella a nuestro hogar en Roma.
Finalmente, llegamos a la aldea que Hugo había mencionado, esperando encontrar pistas del demonio. Sin embargo, lo que encontramos nos dejó atónitos y horrorizados. La aldea estaba sumida en un silencio sepulcral, nos encontramos con una escena desgarradora e inexplicable: el suelo estaba sembrado de cadáveres.
El asombro y el horror se reflejaron en el rostro de cada miembro de nuestro grupo mientras intentábamos procesar la devastada escena ante nosotros. Los soldados intercambiaron miradas de consternación y preocupación, mientras que los magos murmuraban entre ellos. El suelo estaba sembrado de cuerpos sin vida, un espectáculo desgarrador que hacia pesar mi corazón.
"¡Dios mío! ¿Qué ha pasado aquí?" exclamo Hugo, su voz estaba llena de horror y conmoción.
"Esto es... es horrible", murmuro Fanny, sus ojos llenos de lágrimas mientras se aferraba del brazo de Aleck.
Me dirigí al grupo, consciente de la gravedad de nuestra situación y decidida a mantener la compostura en mi primera excursión de tal magnitud. Levante la voz para asegurarme de que todos pudieran escucharme claramente.
"Busquen sobrevivientes y estén atentos a cualquier ataque", ordene enfatizando la importancia de mantenernos vigilantes y preparados para cualquier eventualidad.
Mientras avanzábamos por la aldea, una extraña sensación de temblor recorrió mi cuerpo, y me sorprendí al darme cuenta de que mis propias manos estaban temblando. "¿Estoy temblando?" murmure para mí misma, sorprendida por la intensidad del miedo que estaba experimentando. Era la primera vez que me sentía tan vulnerable, y la sensación era abrumadora.
De repente, una presión intensa, un poder ominoso, parecía envolver toda la aldea, aumentando mi ansiedad. ¿Y si moría aquí? La idea de enfrentar un poder tan abrumador me llenaba de pavor. No quería correr riesgos innecesarios, pero antes de que pudiera tomar una decisión, Hugo me llamo, preocupado por mi estado.
"Capitana Miller, ¿se encuentra bien?" pregunto Hugo con voz de preocupación.
"S-sí, estoy bien", respondí con esfuerzo, tartamudeando un poco debido a mi nerviosismo, pero decidí seguir adelante. Aunque el miedo me dominaba, sabía que debía sobreponerme y liderar al equipo.
Dirigí mi mirada hacia Nolan, Fanny y Aleck, notando que también habían sentido la poderosa presencia que nos rodeaba. "Despejen sus mentes y muévanse, necesitamos enfrentar al enemigo", ordene, notando como abandonan su estado de tensión y se acercan a mí.
Los cuatro nos separamos del grupo principal y avanzamos hacia el centro de la aldea, donde el poder parecía emanar con mayor intensidad. Cuando finalmente llegamos, nos encontramos con una figura sorprendente: una mujer de largos cabellos oscuros y un elegante vestido desgastado que se mecía con el viento, sus grandes alas captaron más mi atención junto a las cadenas que colgaban de sus extremidades.
La visión era impresionante, un hermoso ser que enfundaba temor en mí, pero no me permití distraerme. Sabía que estábamos frente a una amenazaba formidable y que debíamos actuar con rapidez, pero el corazón me dio un vuelco cuando la misteriosa mujer volteo lentamente hacia nosotros, revelando su rostro, y me encontré mirando a Evie, mi querida amiga.
Las lágrimas brotaron de mis ojos ante la sorpresa y la conmoción de verla en esa condición. "E-evie ¿eres tú?" tartamudee, apenas pudiendo articular las palabras mientras mi voz se quebraba.
No podía creer la apariencia de mi amiga. Sus hermosos ojos azules, una vez llenos de vida, ahora estaban oscurecidos por un rojo penetrante y vacío. Sus mechones de cabello, ahora desordenados, mientras unos cuernos rojos sobresalían sobre ellos. Dejé caer mi espada y caí al suelo, abrumada por la realidad de la situación.
Había esperado tanto volver a ver a Evie, pero nunca de esta manera. Sentí como si un peso se sentara en mi pecho, y el dolor y la angustia me ahogaba en un torrente de lágrimas. La escena ante mí era devastadora, y me sentí imponente ante la transformación de mi querida amiga.
La mujer se abalanzo hacia mí con una rapidez abrumadora, pero antes de que pudiera reaccionar, Aleck interpuso su escudo entre nosotros, deteniendo su avance. "¿Qué estás haciendo, Aida? Despierta, claramente ella ya no es Evie", exclamo Aleck, apartando a Evie.
Pero yo seguía paralizada por la conmoción y el dolor. "No puedo...no voy a luchar", respondí entre sollozos, incapaz de levantar mi espada contra lo que quedaba de mi amiga.
Nolan, frustrado por mi respuesta, me agarro del brazo y me abofeteo en la mejilla. "¿¡Idiota, entra en razón! ¿Vas a dejar que tus sentimientos te dominen como siempre?" me reprendió con dureza.
A pesar del golpe y las palabras de Nolan, no cambie de decisión. "No importa lo que digas, no voy a levantar mi espada contra ella", afirme, negándome a participar en un enfrentamiento que va en contra de lo que sentía.