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Ángel del infierno

Scrittmind
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Synopsis
Hanna sufre de amnesia debido a un golpe en la cabeza en un incendio. Su madre quiere tratarla en una clínica privada donde curarán sus heridas. Grandes cambios suceden en su vida y poco a poco descubre grandes secretos y que el incendio no fue solo un accidente...
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Chapter 1 - E1- ¿Estoy en el infierno?

Corría lo más rápido que mis piernas me permitían, el humo era muy denso y apenas lograba divisar la puerta, justo cuando estaba a punto de salir, ese gran monstruo de fuego me atrapó. Entonces desperté, sudando y con la respiración agitada, estaba aturdida. Me senté en mi cama a tientas, me costaba respirar y sentía que mi cuerpo ardía intensamente, era un ardor insoportable. Intentaba abrir los ojos para ver a mi alrededor, pero mis esfuerzos eran en vano, me estaba desesperando, comenzaba a creer que había muerto y había llegado al mismo infierno. De pronto, escucho una puerta abrirse: 

—¡Hanna!, estás despierta, que alivio, ¿Cómo te sientes? —hablaba una voz tan dulce, tan preocupada por mí. 

—¿Mamá? —esa voz me transmitía una confianza tan grande que aún sin saber si era mi madre, solo pude decir "mamá" sin pensarlo. 

—No pequeña, soy Grecia, tu tía. 

—¿Tía Grecia? —quedé muda por unos cuantos segundos tratando de recordar su nombre, pero más que saber quién era ella, quería saber que sucedía—. ¿Dónde estoy? 

—Ay pequeña, pues… 

—La paciente necesita descansar y relajarse —interrumpió una voz ronca—. Así que, le pedimos que se retire de favor, la enfermera cambiará las vendas. 

Analizaba las palabras del hombre, supuse que era doctor y pude descubrir que estaba en un hospital, pero mencionó "vendas", estaba muy confundida. Comencé a escuchar los tacones de la enfermera, cada vez más cerca, cuando ya estuvo a mi lado tomo mi cara con delicadeza y entonces entendí porque no podía abrir los ojos; mi cara estaba vendada. Mientras la enfermera cambiaba las vendas, el doctor revisaba mis signos vitales. 

—Y entonces, ¿Cuál es mi diagnóstico? 

—No sé si aún debería dar un diagnóstico, recién acaba de despertar señorita Hanna, no tiene quemaduras graves, pero su rostro tiene algunas cortadas severas así que decidimos vendarla. En cuanto a sus signos vitales, están estables —justo entonces la enfermera terminó de vendarme—. Bien, nos retiramos, por favor, descanse e intente dormir, mañana le haremos algunos estudios y la revisaremos más detalladamente. 

Una vez que todos desalojaron la habitación me recosté en la fría cama del hospital, intentando dormir como el doctor me lo recomendó, pero me era imposible, estaba agobiada, tenía miedo y, sobre todo, tenía dudas.