Al poco tiempo ya nos estábamos acercando al fin de la calle comercial, llegando a un grupo de edificios grandes, estos provocando varias bifurcaciones de calles estrechas, esto fue preparado adrede para que grandes ejércitos no pudieran moverse libremente por la ciudad, además de que serían ahogados en una lluvia de flechas desde los tejados.
No solo las flechas, más bien la magia en zonas estrechas puede volverse terriblemente mortal.
Mientras recorríamos las callejuelas, Gong comenzó a contarnos la disposición de los distritos.
Esta ciudad, es bastante sensata e interesante.
Los distritos nobles no están en el núcleo, como en la mayoría de ciudades del medievo en la tierra, y en algunos lugares de LAZ, ellos ocupan una franja que divide este y oeste, viviendo tanto en el norte como el sur, eso es porque los nobles de LAZ, normalmente son líderes de facción, eso significa que sabían defenderse y siempre tienen secuaces con ellos, volviéndose una excelente milicia en caso de ataque.
Por otro lado, el oeste, la zona más alejada de las puertas y sobre todo de la puerta más grande, la que ocupa la zona comercial, es donde viven los residentes comunes, siendo los más seguros y teniendo siempre un lugar por donde escapar.
Luego estaba la zona donde nos dirigíamos, era la muralla interior, en ella es donde estaba el castillo de la pequeña emperatriz y todos los edificios gubernamentales.
En unos minutos caminando, dejamos atrás las callejuelas y llegamos a la muralla interior, igual de alta que la exterior, pero con fácilmente triplicaba las magias inscritas en las paredes, parecía que la usarían como último reducto en caso de invasión.
Desde la puerta se podía observar el ajetreo, parecía que habíamos vuelto a la calle del mercado, todos corriendo de un lado para otro, pero en vez de mercancías, se transportaba papeles de un lado a otro, el terrible jaleo de la burocracia les estaba dando una magnífica clase de fitness.
Seguimos nuestro camino sin ninguna interrupción, otra vez siendo revisados por los ciudadanos, pero lo mismo de siempre.
En la calle ya no se podían ver guardias que no pertenecieran a la pequeña emperatriz, era un modo de mostrar que este era su jardín, un lugar de los sirenoides.
También podíamos escuchar los gritos de los soldados entrenando, el cuartel principal estaba justamente en la izquierda de la puerta la cual acabamos de cruzar. Por otro lado también encontramos a seres de varias razas entrando en un enorme edificio, este estaba exudando magia, nosotros vivíamos en una cueva repleta hasta el límite de magia así que podíamos notarlo fácilmente, parecía que era una escuela de magia, ya podía imaginar el autocontrol que estaba usando Baltasar para no salirse de la formación y correr a la escuela.
Estoy seguro que si le diese permiso, simplemente desaparecería por semanas, aunque no se lo pienso dar, por lo menos por ahora.
Llegamos a una plaza con otra fuente, en este caso la figura era diferente.
La misma sirena, pero esta vez con una corona, los brazos cruzados, teniendo una lanza clavada en el suelo y un libro en un pedestal, por último, sus ojos estaban vendados.
Tras la fuente un castillo, el cual estaba en plena expansión o construcción, se alzaba, ese era el lugar donde nuestra comitiva iba, obviamente ahí estaba la pequeña emperatriz, debo de admitir que estoy un poco nervioso, pero en el peor de los casos simplemente nos teletransportaremos a la superficie y si han causado algún problema, pues ayudaremos a los del caparazón negro ha entrar en la ciudad.
En nada llegamos a la entrada del castillo, donde varios guardias nos detuvieron.
Todos sirenoides con buena armadura y tridentes de buena calidad, obvio para la guardia de un castillo.
Quien nos detuvo fue un sirenoide corpulento, los sirenoides a igual que en mitos de la tierra, tienen la capacidad de transformar sus colas por piernas y viceversa.
- Gong, jefe de los guardias de la superficie, cuál es el motivo de su visita a palacio con estos extraños – La voz de este guardia era bastante potente y resonante, parecía bastante intimidante, aunque no comparado con el inmenso Bull.
- Traigo unos posibles aliados a la reina, ellos han sido reconocidos por nosotros y sus habilidades son aterradoras, además de que su líder es un inmortal- Gong obviamente no se veía intimidado por el sirenoide en absoluto, respondió con la verdad y su voz era decenas de veces más resonante que la del guardia, sobresaliendo excesivamente.
Estaba seguro que incluso los de dentro del castillo se habían enterado de nuestra presencia debido a su monstruosa potencia de voz.
El guardia parecía algo asombrado, luego nos dio una larga mirada y asintió.
- En ese caso esperad un momento, enviaré a alguien para informar a mi señora, en el caso de ser aceptada vuestra presencia en el castillo, se os asignará una habitación mientra se reúnen a los cargos necesarios en la sala del trono, después se os llevará y comenzara la reunión – El guardia parecía ser conocedor de todos los procedimientos, seguramente muchos han querido venir a crear alianzas con este reino, ya sea para volverse aliados, vasallos o simplemente mantener una embajada.
El guardia a su derecha, salió corriendo hacia dentro, tras la orden de su compañero.
La espera no duró más de 5 minutos, el mismo guardia junto a un sirenoide, con ropas de seda, este se nombró a sí mismo como un mayordomo del castillo y nos pidió que lo acompañásemos.
Con ello Gong se despidió del guardia de la puerta y nos trajo hacia el interior del castillo de mármol y azurita.