Punto de vista de Gwen
En la mañana, mientras comíamos, Luneth acabo de los nervios, nunca la había visto tan nerviosa desde su calamitosa predicción, el reino en estos momentos esta en problemas aunque he hecho todo lo posible para que no se vea cara al publico, la guerra contra el caparazón negro es inminente, pero lo peor no son ellos, son todos los perros que irán tras de nosotros una vez nos matemos unos a otros, en estos instantes no tenemos la capacidad de pelear en mas de un frente.
Dentro del océano, a varios cientos de kilómetros, nuestros exploradores han detectado una anomalía, bestias de todas clases se están reuniendo, según Luneth, será un problema, en otras palabras, casi mortal, por otro lado, nos faltan recursos, hemos vendido y perdido mucha cantidad de nuestra moneda en contratar a los inscriptores y poder actualizar la muralla exterior y la interior.
Por suerte la sala del trono fue modificada como regalo, ya que decidieron servirme, pero aun así los materiales para las formaciones fue cuanto menos extravagante.
Por si faltaba algo, parece que podría tener algún traidor entre los míos, los del caparazón negro ya han encontrado un par de puestos de vigía secretos, cada uno siendo emboscado y sin dejar nadie vivo.
Si no fuese porque tengo un par de vasallos con razas voladoras para transmitir los mensajes, aun no sabríamos de sus pérdidas.
Pero las calamidades no esperan a nadie y así fue cuando ella me avisó que la encrucijada, entre la calamidad y un futuro incierto, había llegado.
No tardé en llamar a todos, nadie debe faltar, hoy es un día importante para nuestro futuro y solo entonces un soldado trajo un mensaje de la puerta del castillo, un inmortal que desea unirse a mi.
Un siervo que viene a ti puede ser dos cosas, alguien que te admira y desea servirte o alguien que desea utilizarte, ya sea un traidor o una persona con ambición.
Pero en este momento lo entendí en cierto aspecto, quizá la premonición de esta mañana tiene que ver con estos invitados… Las coincidencias no suelen existir y esta no parece venir de la suerte.
Siendo así, le pedí al guardia que los llevase a una habitación a parte, donde poder descansar.
Con cierto dolor de cabeza debido a lo que podría acontecer, me senté en mi trono.
A mi derecha, estaba Leva, se le podría decir mi mano derecha, pero últimamente confio más en Luneth, no porque él haya hecho nada mal, pero que puedo decir, entre chicas nos entendemos mejor, además, desde que me invitó a ese concurso de bebida y él perdió el primero, como que le he perdido algo de respeto.
Los primeros en ingresar a la sala del trono fueron el líder de los Bulls, Tambor, un monstruo enorme, aunque sabio, junto a él su esposa y su hijo menor. Seguido a él apareció el líder de las Aves azures, una especie la cual es capaz de respirar bajo el agua y volar, ellos son nuestros mensajeros más capaces y también los usamos para vigilar nuestros cielos, él vino con su marido, en su raza no existen las mujeres y tienen una extraña manera de reproducirse entre hombres, siendo capaces ambos de concebir un huevo.
El tercero en llegar fue el líder Naga, él vino solo con dos guardias, aunque joven e inexperto, aún es querido por su gente…
Así poco a poco comenzaron a entrar, uno tras otro, las mesas repletas de alimentos y bebidas comenzaron a vaciarse y yo no podía tomar nada, como soy la reina tengo que mantenerme en el trono siendo un ejemplo de imparcialidad y majestuosidad, por suerte para mi, aun estaba Luneth a mi lado y pude charlar con ella mientras esperábamos a los invitados.
Tras unos minutos, todos los líderes de mi reino, exceptuando a aquellos que estaban en misiones de reconocimiento y otras, llegaron los invitados.
La gran puerta se abrió y ante mi, el hijo mayor de Tambor, Gong. El muy imbécil estaba en medio y no se inmuto, lo mismo para sus seguidores, tapándome completamente la vista de los invitados por completo.
Por suerte, tras recorrer la mitad del recorrido, Leva se enfureció y le hizo señas con la mirada para que se apartase y así conseguí darles una mirada.
Sus ropas extrañas pero sin costuras, completamente pegada a la piel como la licra, toda compuesta de tonos de blanco y sin dejar ni una pizca de piel a la vista. En su cara una mascara extraña de igual manera, de su cuerpo solo se podía apreciar un par de cuernos negros, con el extremo azul y su pelo blanco.
Otro punto era que tenían cadenas por cola, de nuevo extraño, aun así hay muchas razas extrañas en LAZ, un ejemplo eran esas dos aves macho que se estaban dando de comer uno al otro.
Pero parecía que ocultaban algo más que su piel, con solo una mirada, Luneth, grito de terror, ella podía ver algo que yo no y solo pudo ser algo asociado a su condición de gran sacerdotisa, por curiosidad también mire al séquito de Luneth, las demás sacerdotisas de la Luna y todas sin excepción estaban temblando.
No entendía su temor a estos seres, pero si tenían miedo, no era por una pequeñez, como buena amiga, no evite consolarla un poco, con mi tacto ella pareció despertarse y con ello intentó hacerse la valiente, es gracioso porque siempre que lo intenta acaba sacando pecho, tensa como una cuerda de arco, me reí por dentro y la deje tranquila, ahora tenía interés en estos invitados, entre ellos, había uno que parecía curioso de Luneth, si resulta que tras la máscara hay un bombón, no me importaría intentar volverme su cupido, esta niña necesita madurar un poco.
Aunque seguro que si supiese mis intenciones, me saltaría que yo tengo un año menos que ella, físicamente y que como reina necesito sacar un heredero… etc. Pamplinas en todo caso.
Un minuto pasó desde que entraron, pero parecía que esperaba que nosotros rompiésemos el hielo, eso ya daba a entender de que no tenían miedo o presión de donde estaban, no sabía si eso me gustaba de ellos o si me molestaba.
Fue entonces que Leva explotó, aunque él no necesita mucho para eso, pero la razón también era risible, el quería que se quitasen las máscaras, para mostrame sus caras y como muestra de respeto, pero ellos aprovecharon ese momento para reírse de él por completo, dos mujeres lo pintaron de verde y como la mayoría de los inmortales, sabíamos antes de nuestro final en que la época de las libertades morales estaba en auge en la tierra, así que cuando una regaño a la otra por imponer su género debido a ser un hombre, no pude evitar reírme un poco a escondidas, pobre Leva, pero necesito que te enfurezcas más y hagas una tontería, si eres capaz de herirlos siendo un 11 contra 1, entonces no son tan buenos y seguramente no son la calamidad, si son más fuertes que el, entonces podré tenerles un uso y algo de cuidado, por último y menos probable, si son capaces de herirte, entonces te usare para atarlos a mi.
Matarlos estaba fuera de lugar, como un inmortal tiene la capacidad de regresar del reino de los muertos y con ello solo tendríamos un enemigo más, además de que con la predicción no quería acabar por el mal camino.
Pero quien iba pensar que ellos optaron por la última opción sin dudarlo, además de que le ganaron sin hacer ningún esfuerzo, lo encadenaron al suelo y lo obligaron a arrodillarse.
En ese momento Luneth me informo que una extraña magia estaba en auge, según ella el controlador es el líder de la facción, el que la estaba mirando, yo primero pensé que él estaba en medio de sus súbditos por miedo o como un intento de defenderse, parece que estos no son invitados comunes al fin y al cabo.
El líder se acercó a Leva, aunque no temía que lo matasen, pero aun así tenía la tensión por las nubes, pero en cambio él nos mostró algo más que suficiente para entender que estaban siendo compasivos, se burló de Leva mientras el le quitaba el casco, luego lo obligaron a golpear el suelo con su frente, un acto el cual en otros reinos y sobretodo sin las amenazas que teníamos encima hubiese empezado una batalla, pero ahora solo podía dejarlo pasar, en ese instante, ante la mirada de todos él lanzó el casco hacia arriba, apuntando un poco en dirección a la segunda mujer en burlarse de Leva y ante la mirada de todos, ellas destrozó el casco como si fuese papel con sus cadenas.
No todos los presentes sabían que tanto el casco, como la armadura de Leva, tenían inscripciones de resistencia, no eran las mejores, pero suficientes para aguantar unas cuantas flechas en la superficie, incluso el ataque de un martillo solo dejaría una ligera marca, pero aquí estaba destrozado en pedazos.
Los que conocían sobre la armadura de Leva, se pusieron serios, estos seres delante nuestro eran muy fuertes, demasiado fuertes.
Fue mi momento de hablar, tenía que sacar a Leva de sus manos y así fue, intente parecer amable y colarle una trampa, pero su líder fue igual de amable, devolviéndolo sin poner ningún impedimento, el había escapado de mi trampa sin ningún esfuerzo, eso me puso nerviosa, alguien fuerte es un problema, alguien fuerte y inteligente es una calamidad.
- Bueno, debido a que estáis aquí para uniros a mi, hagamoslo mas fácil para todos, arrodillaos y os aceptare como vasallos, en ese caso nuestras facción prosperaran juntas, mientras me seáis leal, jamas os faltara nada y podréis vivir como deseéis- Tengo que atraparlos bajo de mi, si puedo tener una facción tan fuerte como súbditos, podre defenderme de muchos de mis enemigos y conseguir al fin tomar la ciudad de la facción del caparazón negro.
Todos los vasallos presentes parecían de acuerdo y miraban expectantes, pero entonces un trueno cayó.
- Lo siento, pequeña emperatriz, pero parece confundir algo, nosotros no queremos ser sus vasallos, nos gustaría ser contratados como mercenarios, simplemente mercenarios, Libres – Su voz era calmada pero el shock y el disgusto apareció en los ojos de muchos de los líderes presentes, algunos como Tambor parecía asentir con una sonrisa, los inmortales bajo mío no dieron mucho revuelo, ellos eran conscientes de que como inmortal, él era un posible compañero de armas, ya sea como un aliado, bajo mi mando o como miembro de otro reino, pero los líderes nativos tenían llamas en los ojos, para ellos esto fue un insulto, aunque estaba segura de que lo que tenían era miedo, alguien tan poderoso y con libertad de los mercenarios no era bueno, mas si alguien decide pagarles un precio mayor y acabar por traicionarnos, ese era también mi mayor preocupación.
Leva a mi lado, aun sangrando parecía reírse y agarró su tridente, parece que le gustaba que el salón se volviese un polvorín, iluso, parece olvidar que su casco estaba encantado y que acabaría muerto en segundos… Ay luna, que futuro nos espera.