La perspectiva de Heller:
En un instante, sentí como si me hubiera golpeado un rayo. Era como si mi alma hubiera abandonado mi cuerpo y no pudiera entender ni una sola palabra de lo que Yarin decía.
—¿Que se ha ido? ¿Qué quieres decir? ¿A dónde fue? ¿Ha regresado al lado de Mamá?
Yarin seguía en silencio. No pude evitar agarrar su manga y gritar, —¡Dime! ¡Dilo! ¿A dónde fue?
El personal médico corrió rápidamente para alejarme, murmurando palabras como, —Ten cuidado con tu pecho y —La aguja se está soltando de nuevo.
Sin embargo, yo no podía escuchar nada. Mi alma no podía regresar a mi cuerpo físico. Solo quería correr hacia la luna y encontrar a una dama mayor que sonriera y me alzara para cantar canciones infantiles.
—¡Cálmate, Heller, cálmate! —Yarin intentó ayudar al doctor a sujetarme, pero ya no me resistía. Solo lloraba.
¡Kara! ¡Kara!
