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La perspectiva de Julie:
—Nunca pensé que este día llegaría tan pronto —lo vi, a mi hijo, mi tesoro, mi motivación para vivir.
Mi pequeño Jack.
¿Cuánto tiempo había pasado? Oh, habían sido diez años. Ese pequeño y suave niño que solo podía actuar lindo en mis brazos se había hecho tan grande.
Era delgado y justo y tenía una cara que era incluso más linda que el hijo de Dios en los mitos. Aunque me miraba con una mirada extraña, aún podía sentir un mensaje que se esparcía desde el fondo de mi corazón.
«¡Mi hijo! ¡Ese es mi hijo!»
Lancé la harina o algo más que tenía en brazos. Tropecé hacia adelante, queriendo abrazar a mi hijo.
Incluso después de tantos años, recordaba la última vez que lo sostuve. Una pequeña criatura cálida y vivaz que dependía completamente de mí. En ese momento, él era su mundo entero, y él era mi mundo entero.