Punto de vista de Selma Payne:
—¿Cómo se cuidaría a un niño de solo cinco centímetros? La respuesta era que nadie lo sabía. Este extraño embarazo no me hizo producir leche materna, así que la enfermera sostenía el biberón y lo apuntaba hacia la boca del tamaño de una aguja del pequeño dedito.
Afortunadamente, Náyade parecía no necesitar comer. Las estadísticas del niño no habían cambiado desde el nacimiento, manteniendo una extraña estabilidad.
Más que decir que estaba sana, era más preciso decir que su mimetismo estaba configurado en un programa fijo, por lo que nunca cambiaría. Por alguna razón, pensé que Náyade no era tan joven e ignorante como parecía. Sus ojos estaban llenos de comprensión.
Sin embargo, su mimetismo aún era inmaduro y sus cuerdas vocales no estaban bien desarrolladas, por lo que no podía decir nada excepto maullidos similares a los de un gato.
Tres días después.