Punto de vista de Selma Payne:
Ahora era el turno de Aldrich para enfrentarse a mí, que estaba tratando de escapar.
—¡No hagas eso! ¡Necesitas aire fresco!
Intentó sacarme de la manta, pero hice todo lo posible por alejarme de él y retrocedí al otro lado de la cama.
—¡Hablemos así por ahora! —dije sombríamente—. No puedo enfrentarte ahora. Por favor, ¡no me obligues!
Aldrich suavizó su actitud e intentó hacer que saliera del fuerte hecho de mantas.
—Está bien, puedes hacer lo que quieras. Está bien si no quieres mirarme, pero por favor libérate de la cama, ¿de acuerdo? —acarició suavemente el borde de la cama—. Podemos hablar de espaldas el uno al otro. Tienes la espalda hacia mí y yo la tengo hacia ti. ¿Puedes hacer esto?
—¿En serio? No puedes echar un vistazo.
—Juro por la Diosa de la Luna que si miro, le pediré que me quite los ojos. Yo me daré la vuelta primero; luego tú puedes salir, ¿de acuerdo? 3,2,1, ya me he dado la vuelta.