Punto de vista de Selma Payne:
No respondió de inmediato, ni tampoco se negó. Mi padre no habló y simplemente lo miró. No sabía lo que estaba pasando, así que mis ojos se movían entre los dos.
—El señor Aldrich parecía completamente otra persona —comentó Selma—. Fue un chico grande, vivaz y encantador que intentó coquetear conmigo. Ahora sus labios estaban firmemente fruncidos, y miró a mi padre sin miedo. Finalmente me hizo sentir que era un guerrero valiente.
Mi padre también era muy aterrador ahora. Sus ojos estaban llenos de nobleza, seriedad y muchas otras cosas que no podía describir. Aunque usualmente era muy amable y le gustaba bromear conmigo, no podía mirarlo a los ojos en este momento. No tenía el valor.
Justo cuando pensé que la atmósfera había llegado a un estancamiento, Aldrich dio un paso atrás.
—Este es mi honor, Su Majestad —dijo.
