—Ehm… Su Alteza… —Mike interrumpió a regañadientes—. Creo que realmente necesitamos movernos ahora. Ambos pueden continuar su conversación en el coche.
—¡Ah! —Elías levantó la vista—. De hecho, tienes razón.
Se levantó y despreocupadamente ofreció su mano a Izabelle. Quien Elle simplemente observó con la misma mirada llena de odio en sus ojos.
—Portate bien, Sol
—¿Portate bien? —Elle resopló—. ¿De verdad esperas que me porte bien después de todo lo que hiciste a mi esposo? —Elle fulminó con la mirada a Elías.
—Si no aceptas mi mano al contar hasta tres, también te voy a dormir, Princesa Elle —declaró, sus ojos grises entre la oscuridad brillaban peligrosos.
—¿No ves que tengo a mi esposo en brazos? No puedo —se quejó Elle, buscando una excusa.
—Mike —Elías hizo un gesto al hombre que estaba a su lado y sin mediar palabra, este tomó al inconsciente Sebastián de los brazos de Elle.
Elle apretó su agarre, echándole al llamado Mike una mirada asesina.
