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Su Bei sonrió y se colocó su cabello grueso detrás de la oreja —dijo ni dulcemente ni con fuerza—. Así es. Lu Heting y yo vamos a casarnos y pasar el resto de nuestras vidas juntos. No tenemos intención de salir con nadie más.
—En cuanto a mi profesión, no creo que haya nada malo en ella. Ahora estamos en una sociedad altamente civilizada. Las mujeres ya no están limitadas por la época antigua cuando no se les permitía abandonar sus hogares. Ellas tienen sus propias elecciones y preferencias. Pueden hacer lo que quieran. Esta es la libertad que la sociedad y el país nos han dado —continuó.
—Es nuestra libertad elegir con quién queremos casarnos y construir una relación.
—No elegiré a nadie más que a Lu Heting —afirmó con decisión.
Ou Huanwei frunció el ceño al escuchar a Su Bei —¡Si estás con un hombre pobre, sufrirás!
