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El Viejo Maestro Tang estaba hoy de muy buen ánimo y parecía muy vibrante. Miró a todos y dijo con voz fuerte:
—Gracias a todos por venir al banquete de la familia Tang esta noche. Esta noche es mi cumpleaños y también una ocasión alegre para la familia Tang. Me gustaría compartirla con todos ustedes.
—Todos saben que hace muchos años, perdimos a un niño en nuestra familia. Ella tenía menos de dos años cuando desapareció.
—Este asunto ha sido un punto doloroso para mí, mi hijo y toda la familia. No podíamos olvidar a esa niña, pero no podíamos encontrarla.
—Pero hoy, quiero compartir mi alegría porque mi nieta, la niña perdida, ¡finalmente ha vuelto!
—Los cielos no hicieron oídos sordos a nuestras oraciones diarias y nos la devolvieron.
—Hoy, voy a presentárselas a todos. Espero que todos la traten bien en el futuro.
El Viejo Maestro Tang extendió su mano hacia Tang Xinru. Su rostro amoroso estaba lleno de resplandor y amor.