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Las palabras de Lu Heting estaban profundamente grabadas en su corazón.
Su Bei nunca había escuchado esta canción antes, por lo que no conocía la letra. Ahora que de repente oyó la canción, finalmente entendió cuán profundos y apasionados eran las palabras de Lu Heting.
En aquel momento, no entendía y pensaba que él no era diferente de los demás...
Su Bei retiró su mirada y observó el rostro de Lu Heting. Bajo la luz parpadeante de los fuegos artificiales, sus frías facciones faciales parecían especialmente distintas. Sus ojos eran especialmente profundos e insondables. Exudaban una atracción fatal.
Al sentir la mirada de la mujer, él se volvió para mirarla.
—Su Bei dijo en voz baja —Lu Heting, encuentra un lugar para estacionar.
—De acuerdo —él no pidió la razón ni qué quería hacer ella. Como era ella quien lo pedía, no había nada que él no pudiera hacer por ella.
